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Ceranda

Por una Europa política, social y ecológica

Escrito por José Vidal-Beneyto, catedrático de la Universidad Complutense
y editor de Hacia una sociedad civil global.
EL PAÍS - 06-11-04

El avance de la construcción europea en el último medio siglo ha sido extraordinario. En 47 años Europa se ha convertido en una de las primeras áreas económicamente integradas del mundo, y los parámetros que expresan su capacidad comercial, industrial y de servicios, la potencia de su economía de conocimiento, su arsenal tecnológico e informático, así como sus niveles cuantitativos y cualitativos de consumo, la sitúan en el pelotón de cabeza. Europa merece, sin posible discusión, el apelativo de gigante económico con que se la distingue. Ese logro excepcional ha venido sin embargo acompañado de los estragos y destrozos característicos del modelo que lo ha hecho posible: permanentización del paro, destrucción del medio ambiente, generalización de la exclusión social, oligopolización empresarial, despilfarro de los recursos, precarización del mundo del trabajo, dualización de la sociedad, ruptura de los vínculos societarios, implosión de la solidaridad.

Con todo, la carencia más importante del proceso que convirtió a la Unión Europea y a sus 15 miembros en superpotencia económica ha sido la dimensión política, no sólo porque durante ese largo lapso temporal no se haya logrado crear un verdadero espacio político conjunto, sino porque se ha impuesto la creencia de que sólo la renuncia a una Europa políticamente unida nos permitía promover y consolidar la construcción europea. El debate entre federalistas y funcionalistas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, los primeros con su apuesta por un planteamiento político frontal y los segundos privilegiando los procesos y los proyectos de dominante económica, y la absoluta victoria de los funcionalistas, han sido determinantes para la renuncia a los grandes proyectos y el abandono de los objetivos políticos, siguiendo la doctrina de los pequeños pasos y la de que no hay progreso institucional sin rentabilidad económica.

Las designaciones de Mercado Común o Comunidad Económica Europea con las que se quería avanzar hacia la Europa Unida fueron expresión de la tentativa de anclar el destino de la construcción europea en tierra exclusivamente económica. Los sucesivos descalabros de los proyectos específicamente políticos, tales como la Comunidad Europea de Defensa en la primera mitad de los años cincuenta, los dos planes Fouchet en la segunda mitad de la misma década, el Informe de Tindemans en los setenta y el proyecto de la Comisión institucional del Parlamento Europeo presidida por Altiero Spinelli en los ochenta confortaron la creencia de que la vía política no era practicable. Jacques Delors hizo suya esta opción, y el Acta Única y las diversas iniciativas que la siguieron, bajo la feroz vigilancia de Margaret Thatcher, se situaron todas en la estricta ortodoxia funcionalista.

Pero hoy, con 25/30 Estados miembros, tan diversos en historia y sensibilidad y con intereses no sólo distintos, sino en ocasiones tan antagónicos, con el peso cada vez mayor de las multinacionales en la actividad económica y con la permanente voluntad interventora de los Estados Unidos en la vida políticoeconómica mundial, la opción económica y la vía funcionalista han agotado sus posibilidades y no pueden ya dar más de sí. Es la hora política de la Unión Europea, que coincide con el lanzamiento de una Constitución que será el marco jurídico-institucional de su estructura y funcionamiento internos y el soporte de su acción exterior. Toda Carta Magna es siempre la gran ocasión de que dispone una Comunidad para que sus ciudadanos digan, a través del proyecto de que es portadora, quiénes son, de dónde vienen y adónde quieren ir. Por eso, una Constitución que no es ciudadanamente constituyente está viciada de origen.

La Constitución que nos han producido los gobiernos procede de una manera esquizofrénica. Por una parte nos presenta un catálogo de principios y valores sin jerarquizar -pluralismo, tolerancia, justicia, solidaridad, no discriminación, libertad, igualdad, Estado de derecho, dignidad, derechos humanos- que corresponden plenamente al universo simbólico de la democracia actual y han sido incorporadas en consecuencia al acervo más inmediato del pensamiento único. De ellos deriva un censo de objetivos con el mismo nivel de obviedad y de circulación aplaudida: paz, seguridad, desarrollo sostenible, solidaridad y respeto entre los pueblos, eliminación de la pobreza, comercio libre y equitativo, conformidad con el derecho internacional.

Es difícil apuntar más alto y a ese pintoresco vendedor de Europa que es Rifkin -El sueño europeo: cómo la visión europea del futuro está eclipsando el sueño americano, Paidós, 2004- no le va a resultar fácil mejorar las excelencias programáticas de la Constitución europea. Pero por otra, en la parte tercera, cuando entran en las disposiciones concretas, se olvidan de sus ilusiones y se centran en celebrar la competitividad y en asegurar la estabilidad de los precios, prohibiendo cualquier restricción al movimiento de capitales sin ni siquiera abordar los dumping social y fiscal ni prever ningún tipo de política económica o comercial común. La solidaridad desaparece del horizonte de lo normativo y sigue flotando como un valor que no encuentra ningún acomodo dispositivo, ni en el marco de la Unión ni en el de los Estados miembros.

El texto que se nos somete, elaborado y aprobado, como ya sucedió con la
Constitución española, de espaldas a la calle y secuestrándola a la sociedad civil y a la opinión pública, aunque en esta ocasión los privilegiados de Internet hayan podido tener acceso a él, y con una presencia sólo indirecta y representada de los ciudadanos, responde exclusivamente a la lógica de los Estados y a su obsesión cratológica. Lo que explica que la única gran discusión sobre su contenido se haya centrado en el poder que se reconoce a cada uno de ellos y en las modalidades que se atribuyen a ese reconocimiento. Pero esa voluntad de mando y control no se confina en el presente, sino que se extiende además a la política futura de la Unión, que se quiere que siga rigiéndose de acuerdo con las preferencias ideológicas y las decisiones políticas de los gobiernos que han presidido a su redacción y firma.

Sobre todo, que nada pueda cambiar. Lo que tenía que conducir a una Constitución de acuerdos mínimos y además irreversibles. De aquí que todas las cuestiones importantes y conflictivas se hayan sometido al régimen de la unanimidad o de la mayoría cualificada, impidiendo que, en un contexto institucional con tantos miembros como tiene ya la Unión Europea, pueda alcanzarse cualquier amplia coincidencia. Todo lo cual equivale, por tanto, a echarle siete cerrojos no ya a una eventual reforma de la Constitución, sino a cualquier proceso decisorio en los temas más debatidos. Con un fino sentido del humor, algún tratadista ha llamado a este planteamiento y a sus prácticas, federalismo intergubernamental.

Por ello lo grave no es remachar ahora el modelo económico del monetarismo liberal conservador y confirmar la autonomía y los poderes, prácticamente absolutos, del Banco Central Europeo, sino que cuando cambien el primado ideológico y la dominante política de los gobiernos que los han impuesto, bastará que algunos Estados sigan defendiendo ese modelo, que tan poco tiene que ver con el modelo europeo de sociedad, para que sea prácticamente inmodificable. Del mismo modo, lo grave no es que los grandes objetivos de la Europa social –el derecho al trabajo, el pleno empleo, la eliminación de la precariedad, la renta mínima garantizada- no figuren hoy en el Tratado, sino que será suficiente que, en el futuro, un solo Estado se oponga, para que tengamos que seguir renunciando a ellos.

Lo grave no es que la disparidad fiscal entre Estados que consagra esta Constitución instale en el cogollo mismo de la construcción europea la injusticia como base de la realidad socioeconómica, sino que esa injusticia la hagan algunos Estados muy difícilmente eliminable. Lo grave no es que Europa renuncie a ser la conciencia ecológica del mundo y el verdadero impulsor del desarrollo sostenible, sin el cual la aceleración de la degradación de nuestro planeta es inevitable, sino que esa renuncia resulte definitiva. Lo más grave de todo no es ya que Europa no pueda tener, en estos tiempos de guerras, una política exterior de paz, autónoma e independiente de los Estados Unidos que en el segundo mandato Bush aumentará previsiblemente sus obsesiones bélicas y el número de víctimas civiles -según la revista británica Lancet, más de 100.000 en Irak sólo en el año 2003-, sino que será prácticamente imposible -gracias a la unanimidad y a la OTAN- poner fin a ese seguidismo guerrero.

No se me escapa que no era fácil, en las circunstancias actuales, hacer coincidir en los objetivos citados a la totalidad o incluso a la mayoría de los Estados europeos. Precisamente por eso es necesario exhortar a quienes comparten esas metas -Estados, Gobiernos y organizaciones políticas y sindicales y, sobre todo, ciudadanos y actores colectivos de la sociedad civil- para que, sin esperar al resultado del proceso ratificador del Tratado constitucional en Europa, se movilicen con el fin de promover una opinión pública que, más pronto que tarde, las reivindique e imponga. En un paisaje de violencia unánime y celebrada, de permanentes enfrentamientos bélicos, de saqueo del planeta y de enriquecimiento y hedonismo sin límites, la razón de ser de la Unión Europea no puede ser aumentar el comercio mundial y asegurar una competitividad sin barreras, sino intentar reconciliarnos con el medio natural, promover el bienestar de los países, consolidar la solidaridad con las personas y contribuir a la paz del mundo. Para esos cometidos la Europa política, social y ecológica es absolutamente imperativa.

Novenarios del PP Leones

08-12-04

Nos cuentan que durante los actos que se celebran de forma tradicional en el convento de las Concepcionistas de León con motivo de la festividad de la Inmaculada una monja(de clausura) se acerco al anterior responsable de cultura con la coalición PSOE-UPL, para comentarle lo contentas que estaban porque el PP había vuelto al poder municipal en León. ““No te puedes imaginar lo que hemos rezado para que volviera la derecha””, vino a decirle.

Por nuestra parte indicar a dicha monja y al público en general que “No saben los novenarios que han llevado a cabo los Sres. Herrera, García Prieto (civil, que para eso estuvo en el PCE) y los Sres. Amilivia y Saurina”. Pues eso.

En defensa del derecho de los ciudadanos a estar informados

En defensa del derecho de los ciudadanos a estar informados

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"CERANDA" es un publicacion plural, que respeta las opiniones de sus colaboradores, pero que no comparte necesariamente los puntos de vista manifestados en los articulos publicados

La autoridad de las víctimas

La autoridad de las víctimas

Escrito por Reyes Mate
El Periódico - 17/12/04

La intervención de Pilar Manjón en la comisión parlamentaria que investiga el atentado del 11 de marzo en Madrid no es una más. Los balbuceos de los comisionados al testimonio de la representante de las víctimas señala no sólo el abismo que separa la palabra de las víctimas del discurso político, sino también, y sobre todo, la vacuidad de la forma de razonar que domina en la vida pública.

No es un asunto de tono, sino de contenido. Se engañan los políticos cuando, al ser preguntados luego por periodistas, señalaban el aspecto emotivo de la intervención de una madre doliente. El valor del testimonio no está en la emoción, sino en la revelación de un secreto.

La mirada de la víctima ve algo que escapa incluso al ojo del paseante más atento. Lo decía ella de una manera muy gráfica: mientras los demás estábamos petrificados en nuestras casas viendo imágenes del atentado, o algunos calculando los efectos electores del atentado, ellas andaban de un lado para otro buscando a sus seres queridos, acompañándoles en los hospitales o enterrando a los muertos.

Esa experiencia de una vida que gira entorno al dolor y a la muerte, mientras que para los demás eso era sólo un aspecto marginal, marca el territorio que sólo nos puede ser conocido por el testimonio de las víctimas.

En la genial película de Lanzmann, Shoah, sobre los campos de exterminio, hay una primera secuencia en la que un superviviente avanza por el verde prado de un idílico bosque hasta que se para en seco y dice: "Era aquí". Los demás no vemos más que césped y árboles. El ve el lugar de la cámara de gas. Y ese lugar de muerte forma parte física de ese bosque, aunque los demás no veamos nada. Si queremos conocer ese lado oculto de la realidad tenemos que recurrir a la mirada de la víctima. "Escúchennos. Somos las víctimas", decía ella.

Eso que llamamos civilización es un prodigioso andamiaje de ocultamiento de la realidad más siniestra. Nos hemos convencido entre todos de que el mundo debe funcionar al margen del costo humano y social que conlleva el progreso.

La vida tiene que seguir aunque algunos queden en las cunetas. Hemos construido teorías de la justicia al margen de las preguntas de los que sufren la injusticia. Tenemos miedo del sufrimiento a pesar de que, como decía Pilar Manjón, "no es contagioso". No contagia, pero sus preguntas desestabilizan, por eso conviene blindarse contra él.

HASTA QUE LA víctima se cuela en el sistema y habla, entonces, como en el caso del cuento El traje nuevo del emperador, resulta que el rey estaba desnudo y que la famosa comisión con su masa de documentos y horas de entrevistas poco tiene que ver con lo fundamental: hacer justicia a las víctimas, concretar lo que significa reconocimiento de la injusticia que se les ha hecho, y recordarlas de tal suerte que el crimen no se repita.

Frente a esa graves tareas la comisión, como decía Pilar Manjón, ha hecho política "de patio de colegio". Se peleaban por lo suyo, se reían de gracietas, ridiculizaban al rival o echaban el resto en probar tesis preconcebidas. Es verdad que no todos han hecho el mismo juego, pero nadie ha hecho un gesto suficiente de reprobación, nadie ha dicho basta.

La autoridad de la víctima no reside en un plus de información sobre el atentado --incluso puede que tenga menos--, sino en la riqueza de su mirada. Ven el mundo de otra manera. Nada más ajeno a esa mirada que las peleas partidarias sobre el resultado electoral. El sufrimiento, decía ella, une, es solidario y agradecido. No rivaliza entre víctimas ni establece un ranking entre víctimas de primera o de segunda.

Y no lo hace porque las víctimas están obligadas a tocar fondo al tener que vivir la vida como una ausencia. La comunidad de sufrimiento valora la vida como el valor más absoluto al que todos nos debemos y en el que todos nos encontramos. Cuando hablan de la dignidad de la vida desde la experiencia de la muerte saben de qué hablan, por eso pueden exigir diligencia en la búsqueda de errores, así como respeto al tratamiento periodístico de las desgracias vividas.

La sangre, que tan fácilmente se convierte en espectáculo o en negocio, puede ser para las víctimas un nuevo descenso al infierno de la desesperanza.

MÁS ALLÁ DE las críticas que ha dirigido a políticos, periodistas o jueces, lo que esconde su discurso es la exigencia de una nueva forma de hacer política: desde la compasión.

Todos sabemos que la sal de la política es el conflicto, la respuesta a los conflictos o problemas de convivencia propios de sociedades plurales y complejas. Lo que la víctima añade es que en esos conflictos no sólo hay problemas, sino sujetos humanos: detrás de una desigualdad hay seres humanos que padecen una injusticia, es decir, que sufren.

La mirada de la víctima es el anuncio de que el sufrimiento es la condición de toda verdad. Si la política quiere luchar contra el sufrimiento que subyace a los conflictos tiene que hacerlo un político compasivo. El impacto sobre comisionados y radioyentes que han tenido las palabras de Pilar Manjón se debe a que ha sabido decir algo originario, inmemorial, algo que está en la razón de ser de lo político, y que ella ha actualizado empujada por la fuerza que da el sufrimiento del inocente.

Pilar Manjón resumía su catálogo de reivindicaciones a la comisión con tres palabras: verdad, justicia y reparación. Que se esclarezcan los hechos para que no se repitan, que se haga justicia a las víctimas no sólo castigando a los culpables sino guardando memoria de las injusticias cometidas. Y reparación, "pero no económica --añadía--, sino moral porque el dinero no abraza ni consuela".

Confieso no saber que votaré

Confieso no saber que votaré

Escrito por Jose Antonio Marina
es Filosofo
El Mundo 21/11/04

EL PENSADOR se ha enfrentado a una de las pruebas más difíciles: leer, por encargo de CRONICA, la Constitución Europea, que votaremos en febrero del año próximo. La primera paradoja es que la nueva ley de leyes deberá organizar la vida de los ciudadanos europeos, aunque no se sabe con certeza qué es Europa. El filósofo sentencia que la consulta popular le parece precipitada


No soy jurista, ni politólogo, ni político. Soy un observador comprometido con lo que pasa. Y lo que está pasando, por debajo de la espuma de la actualidad, de los rifirrafes partidistas, de los estremecimientos efímeros, es un soso maremoto: la invención consciente de una comunidad política, Europa. Ya sé que todas las comunidades políticas han sido inventadas, puesto que no existen esencias nacionales caídas de un cielo platónico, pero casi siempre se han constituido por azares históricos, no a partir de un proyecto reflexivo y voluntario. Acaso el único precedente duradero de este tipo de creación sean los Estados Unidos de América.

Dentro de un par de meses tendré que votar la Constitución Europea, y ando sumido en una molesta perplejidad, porque no tengo las ideas claras. Para salir de tal estado voy a intentar explicarme a mí mismo de qué va la cosa. Este artículo es, pues, el esfuerzo de un ignorante que quiere dejar de serlo, no la lección de un experto.

¿Por dónde empezaré mi análisis? Sé lo que es una Constitución: la norma de superior nivel que organiza la vida de un Estado.Pero, en cambio, no sé con certeza lo que es Europa. Todavía en el siglo XIX los geógrafos discutían si era más riguroso hablar de Eurasia, un continente ómnibus.

A falta de una divisoria clara, Europa tiene que definirse por un rasgo cultural. Pero ¿cuál elegiremos? ¿El derecho romano, la racionalidad griega, la influencia cristiana, la defensa de los derechos humanos, un cóctel de todos? El asunto plantea problemas serios, porque: ¿podemos decir que Rusia sea Europa? ¿Y Turquía? La Constitución no aclara este asunto. Habla sólo de «pueblos europeos», que comparten una civilización común, aunque diferenciada.

La Constitución Europea tiene una característica sorprendente: no se dirige a un territorio delimitado, sino a un país de geometría variable, por eso permite nuevas incorporaciones. Es una invención política definida por unos valores, un vigoroso proyecto político que emerge a partir de una Europa previa, que no existe más que como vaga entidad cultural anclada en una geografía dudosa. Jean Monnet, uno de los autores del invento, era consciente de la situación. «El problema», dijo, «es que Europa no ha existido nunca». Robert Schumann, ministro de Asuntos exteriores francés, remachó el clavo en 1950: «No hubo Europa y tuvimos la guerra.Esta propuesta pondrá las primeras bases para una federación europea indispensable para el mantenimiento de la paz».

AUTISMO POLITICO

Las naciones europeas han sido siempre belicosas, basta observar su terrible palmarés del siglo XX. Las dos guerras mundiales fueron en realidad guerras europeas. La Constitución es, en su esencia, un instrumento para la paz. Pero esto, naturalmente, es un propósito demasiado vago.

Me atrevo a decir que nunca un proyecto social se ha explicado de una manera tan torpe y disuasoria. Para ser exactos, no se ha explicado. Los políticos son propensos al autismo funcional, a vivir en una onda diferente a la del ciudadano. Cuando se elaboró la Constitución de Estados Unidos, que debía ser refrendada por el pueblo, comenzó un intenso debate, de gran altura intelectual.Por ejemplo, tres de los padres constituyentes, Alexander Hamilton, James Madison y John Hay, escribieron 85 artículos periodísticos para explicársela al pueblo de Nueva York. Se publicaron con el título El Federalista, y todavía se estudian en todas las cátedras de Derecho constitucional del mundo. La europea ha sido una «Constitución furtiva», como dice el título de un reciente libro de Xavier Pedrol y Gerardo Pisarello.

HECHO CONSUMADO

En este momento nos vemos abocados a un referéndum sobre una constitución lejana y desconocida, que se nos presenta -en 448 artículos -casi como un hecho consumado. Si se vota sí, ¿a qué se dice sí? ¿Y si se vota no a que se dice no? The Economist, al anticipar los sucesos más relevantes del año próximo, escribe: «La Unión Europea ha sido construida por elites, pero 2005 será el año de la Europa del pueblo. Una nueva Constitución, redactada durante dos años por los líderes políticos, será sometida a referéndum en varios países. La colisión entre la elite que hizo el proyecto y la opinión pública puede ser violenta, y tal vez peligrosa para la Unión».

Los 25 gobiernos se han dado dos años de plazo para ratificar la Constitución, tras su firma en octubre pasado. Cada país debe elegir si prefiere una ratificación por su Parlamento, o someterla a referéndum. España ha elegido un referéndum, lo que me parece bien, y un referéndum precipitado, lo que me parece mal, porque deja poco espacio para el debate. Los dos grandes partidos están de acuerdo con la Constitución, por lo que el refrendo parlamentario hubiera sido fácil, pero si el referéndum popular resulta negativo, podría entenderse como una desautorización del Parlamento, como una demostración de que la ciudadanía y los representantes legítimos de la ciudadanía pueden no ir por el mismo camino.

Holanda también ha elegido el referéndum, y aunque en los últimos tiempos se despereza el no, probablemente su voto será afirmativo.Alemania duda entre ambos procedimientos.

Pero el problema serio puede provocarlo Francia, Polonia o Inglaterra.La Constitución debe aprobarse por unanimidad, de modo que si un solo país la rechaza, la Unión seguirá rigiéndose por las normas actualmente en vigor.

Lo que complica el asunto es que la Constitución culmina un larguísimo proceso, que se difumina en la memoria. Como está jalonado con nombres de ciudades, haré una especie de turismo preconstitucional.Todo comenzó en Roma, en 1957, con la creación de la Comunidad Europea, y terminó en Roma, en el 2004, con la firma de la Constitución.Entonces intervinieron seis países, y ahora 25. Para evitar susceptibilidades, se comenzó con una política de acuerdos puramente económicos.

Varias ciudades destacan en el trayecto:

- Maastricht, 1992. Se dice adiós a las Comunidades y hola a la Unión Europea. Se esboza el proyecto político. Se habla de unidad de moneda, de política exterior y de seguridad, aparecen los fondos de cohesión y el concepto de ciudadanía europea.

- Niza, 2000. Se discute sobre el poder de los estados miembros.

- Laecken, 2001. Se crea una Convención para iniciar los trabajos constituyentes, presidida por Giscard d'Estaing, en la que están representados el Parlamento europeo y los distintos países. Por España intervinieron Alfonso Dastis, Iñigo Méndez de Vigo, Ana Palacio, Carlos Bastarreche, Gabriel Cisneros, y Josep Borrell.Tal vez me olvide de alguien. Los debates nunca interesaron a la opinión pública. Se discutió el tema de la soberanía, claro está, y hubo propuestas confederales y federalistas. Al final se llegó a un «federalismo intergubernamental», una solución híbrida que pareció satisfacer a todos.

La Constitución me parece innovadora. La Unión no tiene derechos sobre ningún territorio. No puede imponer tributos a los ciudadanos.Aunque formara un a Fuerza de Acción rápida, los gobiernos nacionales seguirían teniendo el control de sus propias fuerzas armadas.

La anatomía de la Constitución es fácil de diseccionar. Tiene cuatro partes. La primera trata de la definición y los objetivos de la Unión Europea, las competencias e instituciones. Afirma que «coordinará las políticas de los Estados miembros», no que las sustituirá.

La segunda parte incluye la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, aprobada en 2000. Me gusta su comienzo: «Los pueblos de Europa, al crear entre sí una unión cada vez más estrecha, han decidido compartir un porvenir pacífico basado en valores comunes». Estos son la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad y los derechos ciudadanos.

La parte tercera, con mucho la más larga, estudia minuciosamente el funcionamiento de la Unión, las políticas interiores y exteriores, y las instituciones políticas y financieras. Por último, la cuarta recoge una serie de disposiciones y protocolos finales.

Después de haberla leído, ¿tengo ya claro mi voto? No. Primero quiero ver las críticas que manifiestan los partidarios del no.Las más serias -por ejemplo, las de los socialistas franceses Henri Emmanuelli y Laurent Fabius, o en España de José Vidal-Beneyto, Pedrol y Pisarello, o representantes de Izquierda Unida- se centran en dos aspectos enlazados entre sí.

Primero: Acusan a la Constitución de imponer un modelo liberal, economicista, mercantilista, que consagra una sociedad injusta.

Segundo: en la práctica resulta inviable el cambio de la Constitución por lo que sólo hay una alternativa: o aceptar ese modelo, o salirse de la Unión, como está previsto en el artículo I-59.

EL SUEÑO EUROPEO

¿Tienen razón estos críticos? Para disponer de más información he leído a un defensor un poco atípico -el estadounidense Jeremy Rifkin- que considera que el «sueño americano» debe ser sustituido por el «sueño europeo», más vigoroso y justo. «Buena parte del texto constitucional», comenta, «está dedicado a los Derechos humanos, que van mucho más allá de los derechos contenidos en el Bill of rights americano. Pocos países fuera de Europa estarían dispuestos a suscribir la mayoría de los derechos humanos que garantiza la nueva Constitución de la UE. En este sentido, la UE se ha adelantado indiscutiblemente a los demás regímenes del mundo en la defensa de los derechos humanos».

Creo que Europa debe protagonizar un nuevo modo de hacer política interior y exterior. Para conseguirlo tiene que alcanzar una eficacia económica compatible con un sistema de protecciones sociales. Necesitamos una Europa de la justicia, no de la sopa boba.

El proyecto europeo, como la democracia en general, es un proceso arduo y grande. No basta con buenos principios. Hace falta una capacidad de trabajo, de generosidad y de creación. La Constitución consagra «el desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado, un sistema social de mercado altamente competitivo, tendente al pleno empleo y al progreso social, y una protección y mejora de la calidad del medio ambiente». Quiere combatir la discriminación social y fomentar la cohesión económica.Y algo muy importante: «Contribuirá a la paz, seguridad y desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre los pueblos, la erradicación de la pobreza y la protección de los derechos humanos».

QUÉ VOTAR

Este es un bello papel para Europa. La música constitucional me suena bien. Demostrar que se puede unir la prosperidad y la justicia es un empeño noble y difícil, en un mundo ferozmente competitivo donde se prestigia la fuerza. No sé si tendremos el suficiente talento. Y tampoco sé si las normas concretas, los reglamentos, la letra pequeña de la Constitución Europea favorecen este modelo de sociedad. Por eso, todavía no puedo decidir mi voto. Espero que el debate comience y que todos podamos tenerlo claro antes del referéndum. Cuando lo sepa, les diré lo que pienso votar.

Escuchar exige un esfuerzo

Escuchar exige un esfuerzo

Escrito por Soledad Gallego-Díaz
El País - 17/12/04

La pena es una de las pocas cosas que tienen todavía el poder de callarnos. Y no hay congoja mayor que la que describió William Shakespeare:

"La pena llena la habitación de mi hijo ausente

Yace en su cama, camina arriba y abajo conmigo,

Se pone su bella cara, repite sus palabras,

Me recuerda cada una de sus corteses maneras,

Llena el vacío de su ropa con sus formas,

Y entonces tengo una razón para sentir afecto por mi pena".

Han pasado nueve meses desde los atentados del 11-M y en las vidas de los familiares y amigos de quienes murieron la pena es, quizás, más honda que nunca. El miércoles todos pudimos compartir durante unos minutos ese dolor y esa rabia que son, en definitiva, lo más justo de esta terrible historia. Mucho más de lo que lo será nunca una sentencia, como decía D. H. Lawrence.

Afortunadamente, los miembros de la Comisión parlamentaria del 11-M rectificaron a tiempo su increíble decisión de pedir a los representantes de las víctimas que comparecieran a puerta cerrada. Pero por rápido que rectificaran, quedó la sensación de que el único testimonio que, de verdad, les daba miedo era, precisamente, el de los familiares de los muertos y heridos. Como si la condición de víctima y la pena invalidaran la experiencia y la capacidad de análisis. Esa extraña convicción, instalada sólidamente en nuestra cultura, de que quien sufre necesita de intermediarios para dirigirse a nosotros, de alguien que despoje cuidadosamente sus palabras de sentido y autenticidad.

La Asociación 11-M renunció a esos intermediarios y exigió una comparecencia directa. Hizo además algo magnífico: se dirigió a los comisionados, no a un interlocutor abstracto o indefinido. Interpeló a personas, no a grupos, y les habló de cosas concretas. El discurso fue extraordinariamente duro y detallado. Dijo cosas que probablemente convenía oír en voz alta: que los políticos tienen una irrefrenable tendencia a hablar de ellos mismos y para ellos mismos; que el terrorismo supone el uso cobarde y mezquino de la ciudadanía como arma de guerra; que los medios de comunicación no estamos nunca exentos de la obligación de la verdad y de la responsabilidad para evitar el uso comercial del dolor ajeno o que las víctimas, todas las víctimas, tienen derecho a ser oídas.

Pilar Manjón sentó el miércoles un gran precedente. Por su discurso, que demostraba que existe otro lenguaje, distinto del que emplean habitualmente los políticos y los medios de comunicación; y por su exigencia de participación, del derecho a concurrir en primera persona allí donde se trate de los hechos que dieron origen a su dolor.

La historia y la experiencia demuestran que es injusto, radicalmente injusto, creer que en las manos de quienes cometieron errores u omisiones estaba también la capacidad para evitar los atentados. Los que pudieron evitar la barbarie, según las palabras de Manjón, no fueron quienes cometieron esos errores, sino, precisamente, quienes la llevaron a cabo. Eso no impide, sin embargo, que se exijan responsabilidades a quienes, como consecuencia de esta investigación, se haya demostrado que no cumplieron con su obligación. Como dijo Pilar Manjón, "todos nos quedamos estupefactos al saber quiénes proporcionaron medios y cobertura a los asesinos" o "la escasísima dotación" de los servicios encargados de vigilar la amenaza del islamismo radical.

Los errores anteriores no deben ocultar tampoco los que se cometan después. Algunos, lamentablemente, lo serán por exceso. Otros, la mayoría, por defecto, como el caos burocrático que sigue persiguiendo a los heridos: "Es necesario un informe técnico de los programas sanitarios y del plan de salud mental que ustedes diseñaron. Sin embargo, les hemos visto homenajearse mutuamente y felicitarse por su éxito en congresos y declaraciones donde sólo se escuchan a sí mismos".

De eso se trata fundamentalmente, de eso hablan las víctimas, y los ciudadanos, de que se les escuche. Recordando siempre lo que dijo Stravinsky: "Escuchar exige un esfuerzo; oír únicamente no tiene ningún mérito. También oyen los patos".

Miguel Barroso y Carme Chacón, el roce hace el cariño que lleva al altar

El Semanal Digital
14-12-02

Los celos han debido invadir al portavoz parlamentario del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, peleado con Miguel Barroso por el amor de la atractiva señorita. Lo que Dios una, que no lo separe el hombre. No decimos que haya "bodorrio" a la vista, pero parece que de tanto "talante" y tantas toneladas de "empalago y de almíbar" del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prosigue algún que otro "acuerdo" sentimental. ¿Dónde acabará la relación? Quién lo sabe, pero de momento un peso pesado de La Moncloa y una conocida señoría del Congreso parecen estar llevando la "política de comunicación" hasta sus últimas consecuencias. Ya dicen que la política hace "extraños compañeros de cama", pero en este caso la cosa puede convertirse en una auténtica revolución si la relación entre Carme Chacón, vicepresidenta primera de la Cámara Baja, y Miguel Barroso, secretario de Estado de Comunicación, acaba en algo más que un inocente roce en un restaurante. A la diputada del PSC y al fontanero monclovita se les ha visto juntos ya en numerosas ocasiones y en una actitud romancera. Hace ya unos cuantos meses, Garganta Profunda reparó en ellos compartiendo mesa y mantel en el restaurante De María, cerca de la Puerta del Sol. La última, según corre la especie por la Villa y Corte, este mismo puente de la Constitución en el establecimiento El Acueducto, y en una actitud más o menos parecida a la anterior. ¡Caray con doña Carme! ¡Quién le iba a decir hace apenas un año que se vería tan cerca del despacho presidencial de Rodríguez Zapatero! Los celos han debido invadir al portavoz parlamentario del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, peleado con Barroso por el amor de la atractiva señorita. Pero el cabreo del glorioso portavoz es inútil, porque no hay nada que hacer, ya está el pescado vendido, dicen. Y Carme, sonriente y bella, siempre mirándole de frente, y de arriba abajo.

Coherencia Sr. Fernandez!

Coherencia Sr. Fernandez!

Escrito por Felipe M. Cañibano
10-12-04
Dice el ex corregidor del Ayuntamiento de León y Secretario del PSOE local de León que: “hay que expulsar del partido (PSOE) a quienes firman mociones de censura amparados en tránsfugas”, dado que se incumple el llamado “Pacto Antitransfuguismo” suscrito por los principales Partidos de ámbito nacional. Lo hace además refiriéndose concretamente a un Ayuntamiento de la provincia de León: Garrafe de Torío (donde los socialistas son mayoría y gobierna una coalición PP-IU). Nada que objetar, si firman los socialistas una moción con un tránsfuga. Cerca está la moción en el Ayuntamiento de León donde unos tránsfugas con la colaboración del PP le arrebataron el sillón de la Alcaldía.
Pero, por aquello de la coherencia y el sentido democrático, también nos preguntamos los demás ¿Qué pasa con los mecanismos de selección dentro de los partidos? En la provincia de León no es el primer “cabeza de lista” que se desmarca del planteamiento del pacto antitransfuguismo. Animamos desde aquí al Sr. Fernández (Don Francisco) a que de otro paso más: que exija depuración de responsabilidades al autor de dichos “fichajes políticos”, porque tiene nombre y apellidos.
Sino daría la impresión que simplemente se esta “lamiendo las heridas” y hace un gesto para “la galería”.

Ordago de Antena 3 y Telecinco al Gobierno

Órdago de Antena 3 y Telecinco al Gobierno de ZP: “sí” a la digitalización; “no” a que Canal Plus emita en abierto
Confidencial PD - 14-12-04

Antena 3 y Telecinco han lanzado un órdago al Gobierno Zapatero, al que reclaman que se implique en una rápida transición hacia la Televisión Digital Terrestre (TDT), en lugar de ponerse a dar nuevas licencias de televisión analógica. Como trasfondo, el deseo de participar en la tarta publicitaria que hoy inunda la televisión en abierto. La postura de los consejeros delegados de ambas cadenas, Mauricio Carlotti (Antena 3) y Paolo Vasile (Telecinco), se resume así: “sí” a acelerar la digitalización, lo que implica afrontar cuanto antes el apagón analógico (previsto para 2012); “no” a la concesión de nuevos canales en este sistema, negativa que tiene una explicación lógica: el miedo a que el Ejecutivo amplíe la licencia a Canal Plus para emitir en abierto. Es el arranque de la batalla final contra la concesión de dos nuevas licencias en analógico, que parece tienen ya destinatarios claros: una para el Grupo Prisa, a quien el Gobierno ZP tiene que pagar los servicios prestados permitiendo la emisión en abierto a Canal Plus, y otra para una sociedad en la que entrarían los grupos Vocento y Godó. Según parece, en el seno del Gobierno subsiste cierta división sobre la conveniencia de dar licencia a Prisa para transformar el actual Canal Plus de pago en canal en abierto. Entre los que dudan se halla el propio Zapatero, aunque en su entorno hay personajes tan influyentes como el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Barroso, convencido partidario de dar a Polanco lo que Polanco reclame. Nadie duda, sin embargo, de que el Gobierno terminará concediendo esa gracia al Grupo Prisa. Parece que Juan Cueto ya ha sido nominado como director de Contenidos del Plus en abierto, mientras Luis Fernández, ex director de informativos en Telecinco, desempeñará el mismo cargo en la nueva cadena. Todo está preparado en Prisa para el cambio, entre otras cosas por la necesidad ineludible que tiene

¿Nuevos tiempos para las TV?

¿Nuevos tiempos para las TV?

Escrito por Felipe M. Cañibano
Democracia - 15-10-04

Uf. Llega uno a casa después de doblar convenientemente el espinazo, se pone una cena ligera y hace un “clik” en la tele antes de conciliar el sueño de la mano de un libro con el que sumergirse en un placentero sueño.

Un recorrido o zapping por las cadenas “diferentes” casi me provoca un corte de digestión. En Antena 3 tipos y tipas dan la matraca en algo llamado “La Granja”, no con sus habituales animales moradores: gallinas, cerdos, conejos, … para tener uno que aguantar a semejantes marranos/as. Por aquello de la libertad de opción, me paso a Tele 5, a la espera –supongo que de viajes a Marte a precios más económicos- recibiendo, en cambio, crónicas que atentan contra la inteligencia humana. En La 2 me ofrecen un partido que no se emitió en su momento porque había otro partido de fútbol que si se emitió en tiempo y forma …. En la Primera me ofrecen juegos malabares a cargo de un protagonista de una película de acción.

Lo de ver cualquier evento es un modo de hablar, así que para no acoplarme a un canal de pago con la película empezada hace media hora, me engancho directamente a la charla familiar y la cena.

Parece claro que puedo vivir sin tele, como nos tienen acostumbrados los programadores; y que los periodistas serios – no los putones/as de la cosa rosa- se han lanzado contra la telebasura.

¿Nuevos tiempos para las TV?

¿Socialismo de los ciudadanos?

¿Socialismo de los ciudadanos?

Escrito por Manuel Escudero
Manuel Escudero es profesor de Macroeconomía y Análisis Político Internacional. Instituto de Empresa

El Pais - 13-07-04

Disiento de quienes piensan que el pasado cónclave socialista no ha tenido contenido político y de ideas. Merece particular interés detenerse en el concepto central presentado por Rodríguez Zapatero en su discurso de clausura del 36º Congreso del PSOE: el "socialismo de los ciudadanos".

Este concepto, bastante novedoso, ¿fue sencillamente un recurso de marketing feliz, como redondo broche de oro? ¿O fue, más bien, un embrión de un nuevo intento innovador para actualizar el pensamiento socialista?

Yo quiero pensar que se trata más de lo segundo que de lo primero. Lo digo porque, efectivamente, o el socialismo del siglo XXI es de los ciudadanos o no conseguirá en cuanto a renovación algo que vaya más allá de los magros resultados y el corto recorrido que ha tenido la Tercera Vía de Blair.

La piedra de toque, el único fundamento posible para repensar el socialismo en clave ciudadana, consiste en que hoy nos encontramos con un gran sector electoral compuesto por "nuevos ciudadanos". Se trata, por un lado, de ciudadanos que, debido a las transformaciones sociales producidas por el Estado de bienestar, están mucho mejor formados que en el pasado. Que, por ello, tienen una autonomía moral mucho más desarrollada. Y que, en consecuencia, miran con criterio propio a la política, son mucho menos manipulables y tienen otros intereses de agenda pública aparte de los suministrados por la política.

Pero hay otro fenómeno que también ha hecho de ellos "nuevos ciudadanos". La humanidad ha dado un salto enorme de reflexividad con la creación de las redes virtuales. Todos nos informamos de todo al mismo tiempo en todo el mundo, y todos tenemos acceso a los mismos análisis globales. Debido a ello, ha aumentado la capacidad preventiva de la estirpe humana, su habilidad para ser consciente de las consecuencias de sus propios actos. Y por ello se tejen con rapidez estados de conciencia muy compartidos por millones de ciudadanos a escala global.

De este modo ha surgido y se ha afianzado, en esa encrucijada global a la que hacía referencia hace unos días en este periódico el teórico del cosmopolitismo, David Held, una nueva conciencia difusa pero inequívoca, que se cimenta en tres creencias: la adhesión y defensa de los derechos humanos, la adhesión y defensa de una reorientación ecológica a escala planetaria y la convicción de que la globalización económica tiene que progresar en paralelo a la justicia social en todo el mundo. Estos principios ya son universales, en el sentido de que son profesados de modo activo por millones de personas, por encima de las fronteras.

De resultas de ello han surgido redes difusas de movilización ante lesiones flagrantes a estos principios. Y han surgido, país a país, nuevas organizaciones cívico-políticas nutridas por esos nuevos ciudadanos activos. Porque, no nos engañemos, las nuevas ONG, una gran parte de ellas al menos, no son organizaciones puramente sociales y ciudadanas: contienen muy a menudo una carga política indudable, un programa político más o menos desarrollado y sustentado en esos principios.

De ser cierto lo dicho hasta aquí, nos encontramos, inopinadamente, ante un nuevo sujeto político, que ya no es un sujeto colectivo como antaño lo era la clase obrera en bloque, sino que está formado por millones de ciudadanos individuales y moralmente autónomos, conectados de un modo muy desesctructurado a través de redes, con potencial de intervención en la agenda pública, tanto a escala global como al interior de los países.

Estos ciudadanos activos, que quieren ser tratados de tú a tú por la política tradicional, demandan, inequívocamente, unas nuevas reglas de juego: a la política le piden un nuevo contrato politico y a las empresas le piden un nuevo contrato social. Es por ello por lo que ha surgido, como un poderoso movimiento de responsabilidad social de las empresas.

¿En que consiste ese nuevo contrato politico que demandan los nuevos ciudadanos?. Creo que tiene dos componentes.

El primero es la petición a los partidos politicos tradicionales para que, de una vez, dejen de lado la “realpolitik” y aumenten su carga de “reformismo utópico”, cogiendo por los cuernos la necesidad de mas multilateralismo, de mas voz para los países menos beneficiados por la globalización, de una nueva arquitectura mundial basada en el dialogo pacifico, en la convergencia económica y el progreso social compartido. Es decir, la petición de que los partidos políticos abran espacios de actuación más allá de su dinámica electoral cortoplacista.

La segunda petición es, sin duda, la de una democracia representativa mas genuina: el la que no todo sea dar el voto; en la que los ciudadanos sean mas genuinamente representados, en la que tengan mayores posibilidades de control de quienes los representan; en la que haya mas deliberación con la gente, mas participación de la gente en la agenda publica, menos barreras de entrada, menos profesionalización de la política y menos distancia entre políticos y ciudadanos.

Hay que ser conscientes de la novedad teórica que implica este planteamiento. Por un lado, porque sugiere un nuevo sujeto como motor del progreso en el mundo actual: los ciudadanos activos. En segundo lugar, porque va mucho más allá de las tesis formuladas por los modernos teóricos de la democracia y el republicanismo: pues éstos se han referido hasta la fecha al perfeccionamiento institucional de la democracia, pero aquí se habla de una nueva fuerza social que sería el motor de ese perfeccionamiento.

Hay que ser también conscientes de los retos que supone interpretar el concepto del "socialismo de los ciudadanos" como núcleo central de una nueva teoría que repiensa el socialismo en el siglo XXI. Retos teóricos, sin duda, como el de la consistencia que pudiera tener ese nuevo sujeto. Y retos prácticos para la política tradicional tanto en el terreno internacional como en el de la construcción de una democracia representativa mucho más ciudadana en cada país. Por ejemplo, de ser cierta la reflexión que aquí se hace, los partidos de la izquierda habrían de aumentar mucho el grado de competencia y transparencia en su funcionamiento interno, y el episodio de la abolición de las listas abiertas dentro del PSOE no sería sino eso, un episodio en un partido que, sin embargo, en el largo plazo está condenado a la búsqueda de mecanismos que hagan más cívica la vida de los partidos políticos.

Por último, habría que ser conscientes de los potenciales beneficios de construir una nueva teoría y estrategia política basada en el concepto de un "socialismo ciudadano": el socialismo no se ha adaptado aún a la época de la globalización; la Tercera Vía de Blair ha terminado contra las cuerdas en los desiertos de Irak. Y, como alternativa, un socialismo que refuerce los rasgos radicales de sus convicciones democráticas, que ofrezca un nuevo contrato político a los nuevos ciudadanos y que sea la avanzadilla de "otro mundo posible", puede ofrecer respuestas a muchos de los grandes problemas del siglo XXI.

Nosotros, los europeos

Nosotros, los europeos

Escrito por Suso de Toro
El Pais - 10-12-04

Se acabó la época en que se podían hacer pronósticos; el futuro es esa estepa abierta y azotada por los vientos que nos aguarda inexcusablemente. Igual que a principios del siglo XX el nacimiento de la URSS, con la expectativa de una revolución internacional, y las dos guerras mundiales aspiraron a remodelar el mundo, hoy los EE UU han emprendido la tarea de dibujar un nuevo orden total: adueñarse del planeta. Naturalmente que sus flotas ya controlaban todos los océanos del planeta, y que tenían bases en todos los continentes, y que sus satélites militares eran dueños de la estratosfera, y que controlaban la información mundial e incluso nuestra imaginación gracias a su industria ideológica. Pero ahora ha venido todo esto, exigen al mundo que se rinda. La alternativa a la rendición es Irak. ¿Necesitamos que se expresen más claro?
La locura puede comenzar cuando el lenguaje no se corresponde con la realidad; en ese momento tenemos que optar por el lenguaje, por la realidad o por permanecer paralizados y desgarrados. La Administración de Bush seguirá expresándose con dos tonos: un tono, sin ambages, dirigido a su población a través de sus medios de comunicación domésticos expresando que gobiernan el mundo por designio de Dios y que no tendrán piedad con quien se oponga, y otro tono, filtrado por diplomáticos, para consumo externo donde hablan de imponer la democracia a sus enemigos por su propio bien. La realidad interna es una sociedad donde la información ha sido militarizada, donde las libertades personales están bajo sospecha y vigiladas, y donde la cadena Fox lidera un mapa de comunicación en que los ciudadanos contemplan cada día cómo se celebra esa utopía nacionalista e imperialista: sus soldados asaltando casas y matando enemigos. Y la realidad externa es Afganistán, Irak, el intento de liquidación de la ONU, los campos de concentración donde viven los palestinos, Guantánamo..., y ahí está Faluya destruida, como las bíblicas Sodoma o Gomorra, por sus pecados. Realmente, aunque mantengan la costumbre de saludar dando la mano sin insultar directamente, no se le puede reprochar a la Administración de Bush que se exprese con ambigüedad, son claros: o nos sometemos o nos castigarán. Éste es nuestro tiempo y éste es nuestro mundo. Y no hay otro, excepto los paraísos imaginarios que puedan crear ideologías estupefacientes.
Y esos exégetas de la política neoimperial que se dedican a inventar matices humanitarios o ventajas de la sumisión, o son memos o simplemente trabajan para ellos. Al final acabarán consiguiendo unas clases en una universidad americana y el privilegio de lamerle las botas a Bush. No, no debemos participar en la destrucción de países y poblaciones, no tiene razón quien dice que nuestros soldados debieran seguir allí, saltando sobre los escombros ensangrentados de Faluya. Es un crimen para el que no hay coartada humanitaria. Y tampoco hay beneficios en la sumisión, salvo el placer masoquista de sentirnos miserables y de dejarnos despojar de nuestros bienes para alimentarnos luego con las migajas que le sobren a Haliburton.
Podemos darle las vueltas que queramos y expresarnos con circunloquios, pero sí, el planeta está en un trance. Y sólo China y quizá Europa parecen tener posibilidades de ofrecer resistencia al modelo norteamericano. El mundo unificado se ha racionalizado, simplificado, tanto, que la diversidad, la oferta, es muy escasa. Nosotros, los europeos, sólo podemos escoger entre la derrota o Europa. No hay más. Abramos los ojos, no hay menú a la carta.
Pero es que lo que podemos escoger los europeos no es un mal menor, sino una utopía. Crear una Europa política no es tampoco un paraguas protector que atenúe el granizo que cae, sino un horizonte expansivo. Pero estamos en un momento en que la civilización se está remodelando, en que afrontamos procesos políticos, ideológicos y sociales de envergadura, y para hablar de eso no podemos utilizar el lenguaje de una política trivializada en que la mezquindad con el vecino, y hacia nosotros mismos, son la moneda que circula. Europa, poseída por ideologías irracionalistas y desaforadas, ha vivido traumas en el siglo XX, hoy la conciencia de los europeos está aún insegura y desconcertada. Parece que sólo nos cabe el ir viviendo día a día, el ir resolviendo los problemas según se nos presentan. Y recelamos de apostar por algo que sea ambicioso, y desde luego legítimo. Los europeos han olvidado soñar, imaginar. Pero el sueño es lo que fecunda la vigilia (siempre que la noche se mantenga en su límite y no invada el día).
Los europeos vemos nuestros defectos, no diré que demasiado bien, pues nunca es demasiado, pero somos incapaces de ver al tiempo nuestras virtudes y logros. Ha sido Europa quien unió los océanos, quien circunvaló el planeta, quien levantó el mapa de los continentes; en otras palabras, quien "globalizó". Europa ha desencadenado las terribles guerras entre naciones, pero antes ha creado la idea de nación, y las ideas que van inextricablemente unidas para bien o para mal a ella, el ciudadano y el Estado. Europa ha parido ideologías milenaristas totalitarias, pero también las utopías de un mundo justo donde la dominación y explotación no tuviesen asiento. Europa es responsable y beneficiaria de antiguos imperios coloniales que aún conservan vestigios importantes, pero también es la cuna de las ideologías que alimentaron el anticolonialismo. Desde dentro de la misma cultura europea se han cometido tremendos crímenes contra la humanidad, y digo Auschwitz, pero también es aquí donde ha nacido la idea de la dignidad de la persona. Europeo es el fascismo, el comunismo, el colonialismo, el anticolonialismo, la democracia, la explotación, la reivindicación social, la revolución industrial, la conciencia ecológica...
No tengamos miedo a decirlo: Europa ha creado los trazos, buenos y malos, de la civilización planetaria. Las tecnologías que han comunicado el planeta y también el reconocimiento de las culturas nacionales y la Sociedad de Naciones, donde todos los Estados son reconocidos y tienen voz. Somos la madre y el padre de esta civilización. Y los EE. UU son un hijo nuestro, un hijo que se ha criado lejos y que ha crecido como si el mundo empezase con él; todos los niños piensan así. Un hijo que está muy robusto y que ahora se comporta con todos como un matón armado. Debemos asumir plenamente nuestro pasado y también las consecuencias de nuestros actos. Debemos recordar que somos privilegiados, y eso lo saben los africanos y asiáticos que intentan saltar los mares y fronteras europeas, y debemos sentirnos orgullosos de los logros humanos conseguidos, de nuestra herencia. Los europeos han creado la Modernidad y también la crítica a la Modernidad, la globalización y la crítica a la globalización. La conciencia humanitaria correctora, autocrítica. Y la única Europa posible es precisamente una potencia civilizadora, no belicista; una potencia que defiende la coexistencia, los pactos. La ley. Y eso lo saben hoy los que defienden el tratado de Kioto, y los que padecen las bombas sobre Irak, y los palestinos.
Ah, pero ahora somos viejos, oímos decir una y otra vez. ¿Y por qué? Pues China fue una gran civilización, decayó, estuvo a los pies de los caballos y hoy es potencia emergente. Y la India. Entonces, ¿por qué Europa no puede ser una gran potencia económica y política? Sólo las ideas viejas nos hacen viejos. Sólo la cultura del escepticismo, cuando la necesaria autocrítica se vuelve corruptora y autodestructora, nos paraliza. El nihilismo mata al sujeto. Los escritores y artistas, y las personas hiperconscientes, conocen que la vida es feroz y que el arco de la vida se vive como un fracaso íntimo, pero sólo las sociedades que se suicidan viven con esa conciencia. La ironía y el escepticismo impiden hacer planes a medio plazo, sólo permiten sobrevivir día a día, pero nos impiden vivir con dignidad, o sea, con esperanza. Lo que individualmente, íntimamente, es lucidez, colectivamente es suicidio. Los europeos y el mundo necesitamos la esperanza de Europa. Esta Europa que se nos presenta a la puerta vestida con esta Constitución.
Una Constitución que habla en su encabezado de dignidad personal, de libertades, de igualdad, de solidaridad, de justicia. Que reconoce los derechos de los trabajadores, que aún son utopía. La solidaridad internacional. El reconocimiento de las diversas lenguas y culturas y su reivindicación como un patrimonio colectivo. Francamente, la Constitución española cuando se presentó no ofrecía tanto, aunque bastantes fuerzas políticas y gran parte de la ciudadanía creyó que era el instrumento real y posible para ganar un horizonte político y social nuevo. ¿No es éste un momento también singular y decisivo para apartar tentaciones localistas y partidarias y enfrentarlo con responsabilidad? ¿Es explicable que los que dijeron sí a aquella Constitución digan ahora que no a ésta? A mí que no me lo expliquen.
Los defectos. Desde luego, los defectos. Los tiene, y según busquemos podemos encontrarle muchísimos. Y también los redactores y firmantes del texto tienen defectos, a veces graves. Pero con qué materiales vamos a construir, ¿con los materiales que tenemos, o los tendremos que importar de otro lugar, otro planeta quizá? Y quién va a construir, ¿vamos a ser los europeos, los que realmente somos y estamos aquí con nuestra diversidad de opiniones y nuestras limitaciones, o tendrán que venir gentes de otro continente, tal vez de Marte, a construir Europa? Somos los que somos y aceptamos la realidad o no la aceptamos. Pero quien no sea capaz de aceptar la realidad no debe intervenir en política, esa cosa que puede ser tan baja o tan noble, pero que siempre afecta seriamente a nuestras vidas. En política, quien no construye, destruye. Y pretendiendo menú a la carta podemos condenarnos al hambre.
.Aunque vea defectos en el proceso de redacción de la Constitución y en el texto mismo, no haré patria de esos defectos y votaré a favor de sus virtudes. Y porque, sin despreciar a nadie, no sólo no me avergüenzo, sino que me siento orgulloso de ser europeo. Y porque creo en la esperanza.
© El País S.L. Prisacom S.A.

Reforma de RTVE: el aparato de Ferraz está ganando la batalla a los responsables del Ministerio de Economía

El Condidencial Digital
Las dos opciones discrepan profundamente sobre todo en las consecuencias presupuestarias de una u otra opción. Los altos cargos de Economía están por reducir al máximo las dimensiones de la televisión pública, de forma que los costes para el Estado resulten mínimos. El espíritu de esta postura se resume en la frase que pronunció recientemente Pedro Solbes: “Los españoles tienen que escoger qué quieren, educación o televisión”. En la sede socialista de la calle Ferraz la tesis dominante es, no solamente mantener el actual modelo, sino incluso potenciar la televisión pública, y por supuesto con doble financiación, es decir, acudiendo al mercado de la publicidad y recurriendo también a las subvenciones estatales. Fuentes conocedoras del tema afirman que altos cargos del PSOE ven también TVE como una oportunidad para “colocar”a determinadas personas y así ocupar parcelas de poder. Según ha podido saber ECD, esta última tesis –la del aparato del PSOE- es la que en estos momentos se está imponiendo en la “comisión de sabios” por amplio margen además. El comentario en fuentes solventes es: “Ferraz ha ganado la batalla a Economía”.

Bush II

Bush II

Escrito por Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique - 02/12/04

Lo ocurrido en EEUU confirma que la democracia –el menos imperfecto sin embargo de los regímenes políticos– no está protegida contra opciones que pueden llevar al poder a peligrosos demagogos.

La reelección el pasado 2 de noviembre de George W. Bush para la presidencia de Estados Unidos constituye una grave afrenta moral infligida al espíritu de la democracia estadounidense, la más antigua del mundo y, en tanto tal, referencia primordial. Claro que esta vez técnicamente no hay nada que objetar. Nadie puede discutir el carácter legítimo del escrutinio.

Los votantes ejercieron su derecho eligiendo en función de su parecer (1). No por eso la reelección se vuelve menos perturbadora, incluso chocante. Y confirma que la democracia –el menos imperfecto sin embargo de los regímenes políticos– no está protegida contra opciones que pueden llevar al poder a peligrosos demagogos.

En efecto, es preocupante que Bush, conocido por su fundamentalismo religioso, su mediocridad intelectual y su incultura, haya sido el candidato más votado de la historia electoral estadounidense.

Tanto más cuanto que ha engañado a su pueblo y mentido al Congreso para conseguir la autorización para librar una “guerra preventiva” (no autorizada por la ONU) e invadir Irak; ha alentado un uso desproporcionado de la fuerza y provocado la muerte de millares de civiles iraquíes inocentes (2); ha ignorado la “orden ejecutiva” de 1976 del presidente Gerald Ford (que sigue vigente y prohíbe a los servicios secretos el asesinato de dirigentes extranjeros) y ordenado la ejecución de supuestos “terroristas” (3); ha violado las Convenciones de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra; ha permitido la práctica de la tortura en la cárcel de Abu Ghraib y en otros centros secretos de detención; y ha despertado el espíritu del macartismo que consiste en considerar culpable al ciudadano sospechoso de tener vínculos con una organización enemiga.

Con tan siniestro historial, otro dirigente hubiera sido declarado persona non grata y excluido del mundo civilizado. No ha sucedido eso con George W. Bush, quien por añadidura y como presidente de la única superpotencia mundial, ocupa el lugar central del dispositivo político internacional.

Su segundo mandato se anuncia como una continuación del anterior. Las dos primeras designaciones de ministros confirman que Bush interpreta su triunfo electoral como un plebiscito para su política.

Así por ejemplo su elección de Alberto Gonzales para el Ministerio de Justicia constituye un desaire dirigido a quienes objetan las torturas de prisioneros acusados de terrorismo. Asesor jurídico del presidente, Gonzales es autor de disposiciones legales que han permitido eludir las Convenciones de Ginebra y calificar como “enemigos combatientes” a los prisioneros de guerra de Afganistán y de Irak, e instaurar la cárcel de Guantánamo.

Contraviniendo las leyes de Estados Unidos y tratados internacionales, Gonzales no ha vacilado en suspender la prohibición de ejercer “presiones físicas” sobre esos prisioneros con el pretexto de que “en la conducción de la guerra la autoridad del presidente es total” (4).

En cuanto a la designación de Condoleezza Rice en el Departamento de Estado, ¿cómo no ver en ella una reivindicación del unilateralismo puro y duro preconizado por los republicanos autoritarios que rodean al presidente y que las nuevas amenazas contra Irán no hacen más que confirmar?

Sin embargo, la incapacidad de las fuerzas armadas para imponerse en Irak contra los insurgentes prueba los límites de la herramienta militar. Una constatación que puede hacer también en Israel, en el momento de la desaparición de Arafat, el general Ariel Sharon, principal aliado de Bush en Oriente Próximo.

El Primer Ministro israelí constata que la capacidad de sufrimiento de los palestinos sigue siendo superior a la facultad de daño de su ejército. ¿Sabrá sacar las consecuencias?

¿Terminará también Bush por admitir que los aspectos negativos de la mundialización (pobreza agravada de los pobres, injusticias planetarias, rivalidades regionales, desarreglos climáticos, etc.) pueden degenerar en enfrentamientos si no se les opone una concertación multilateral? ¿Y que una potencia no puede pretender imponer la ley por sí sola?

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NOTAS:

(1) Parecer fuertemente condicionado por el marketing político y la propaganda mediática.Véase Outfoxed (2004), el documental de Robert Greenwald sobre la manipulación de la información en Estados Unidos a favor del presidente Bush.
(2) De acuerdo con la asociación Iraq Body Count (www.iraqbodycount.net) la cantidad de civiles muertos debido a la intervención militar en Irak habría superado el 21 de noviembre de 2004 los 14.454. Pero según la revista médica británica The Lancet de noviembre de 2004 la cantidad de civiles iraquíes muertos por causas directa o indirectamente vinculadas con la invasión de Estados Unidos llegaría a los 100.000…
(3) Véase Seymour Hersh, Obediencia debida: del 11-S a las torturas de Abu Ghraib, Aguilar, S.A. de Ediciones-Grupo Santillana, Madrid 2004.
(4) El País, Madrid, 11 de noviembre de 2004.

ETA aprende a hacer la Netwar

ETA aprende a hacer la Netwar

Escrito por David de Ugarte
Las Indias - 03/12/04

Madrid, salida del puente de la Constitución: el nodo se mueve. 5 pequeñas explosiones colapsan durante unas horas las salidas de la ciudad. Más que un hacking experto al sistema de transporte, parece una tentativa de ataque de denegación de servicio por parte de un cracker novato. ETA saca sus consecuencias operativas del 11M. ¿Hasta dónde puede aprender? ¿Cúales son los nuevos peligros? ¿Será la ETA del futuro como AlQaida? ¿Qué hacer?

Tres de diciembre de 2004. Madrid se mueve para un largo puente de casi cinco días. Suena el teléfono en la oficina del entorno Indias: ETA ha avisado de la colocación de cinco bombas en gasolineras de las principales salidas de la ciudad. Estalla la primera, llegan noticias de la segunda. En Ciberpunk News cubrimos la noticia y hacemos los primeros análisis:

Parece un ensayo, bien presente la lección iraquí. Gara va cantando, como éxito propio cada explosión en tiempo real. Se olía: esta mañana los TEDAX recorrían Madrid con perros olisqueando coches, estaban en alarma, como hace diez días. Temían el coche bomba. Pero los etarras, los que queden, los más jóvenes, parece que habían aprendido más. Lo temíamos. Lo tememos, el upgrade al swarming es la antesala de la guerra de red (...)

Durante toda la semana la policía colocó controles en las entradas de Madrid dando altos por la noche, abriendo maleteros y buscando con linternas explosivos. Pero ETA había aprendido del 11M: reducir al mínimo la logística, multiplicar los golpes, dispersar las unidades. De este modo si uno cae se minimiza el daño. Distribuyendo el poder de daño la viejas formas de control y defensa empiezan a fallar.

A nadie se le escapa un retazo de hackerismo en la mirada del estratega etarra: el explosivo lo pone el sistema atacado. Si en el 11S y el 11M nuestro sistema de transporte fue el que llevó las bombas a su destino, en este atentado las gasolineras eran convertidas en bombas en potencia que ahorraban a los terroristas la compra, preparación y transporte de kilos de explosivo. El usado debía entenderse casi como detonador. Y el que estallaran lejos de los surtidores como un aviso.

El Ministro del Interior informa en rueda de prensa. Asegura, como un hecho que debería tranquilizarnos que ETA no tiene estructura estable en Madrid. En realidad se trata de todo lo contrario. La noticia es que ETA no necesita ya las costosas estructuras del terrorismo clásico para colapsar Madrid. Algunos amigos nos escriben en caliente: ETA ha sacado sus primeras lecciones del 11M, el viernes de la Constitución ha ensayado su propio hacking al sistema de transportes. Desde Francia nuestro compañero Pere Quintana lo caza al momento:

te escribo dl mobil, no tengo inet. acabo enterarme eta. los nuevos etarras aprenden? prefieren hackear las salidas d la ciudad y bloquearla q matar? es posible una nueva eta? o hacen esto pq no les queda nada? dsesperacion o netwar? espero q el caos no haya sido monumental, con el trafico q habia! n he visto imagenes solo comentario en france inter.

Otros, que no nos quieren tanto, pero por lo que se ve nos sobrevaloran tanto como infravaloran la magnitud del cambio de época, publican con desparpajo que Ugarte les ha convencido de pasarse del terrorismo al sabotaje.

Lecciones operativas
Pero hay importantes diferencias todavía entre el terrorismo de red y estos primeros ensayos etarras, aunque desde luego marquen una evolución y una voluntad que deberían hacernos reflexionar. ETA está aprendiedo de la experiencia iraquí más que lo que en su día, dónde todo estaba más mediatizado ideológicamente, aprendió de Vietnam. ETA, por su propia naturaleza, no puede tener más que problemas para interiorizar la lógica del swarming. Como escribíamos en agosto de este año en Ciberpunk News:

Leer el "Gara" tras el 11m ayuda a comprender la originalidad del terrorismo islámico -su articulación en redes-, en contraste con el terrorismo vasco -local e, incluso, familiar-. El llamado "problema de la dispersión de presos" es un ejemplo de ésto, y toda la retórica que se genera alrededor, acusando al gobierno español de asesino por obligar a conducir, a los que visitan a los presos, demasiados kilómetros por carreteras comarcales, refleja la obsoleta naturaleza de ETA. Es importante, por eso, estar muy al tanto de la posible aparición de un Bin Laden que redefina toda la organización.

Tan sólo dos días después ETA hacía en Asturias sus primeros experimentos con pequeñas cargas explosivas. Titulábamos: ¿ETA experimenta con redes?:

El 8 de septiembre de 2003 un grupo terrorista asturiano, llamado "Socialistas Asturianos" a imitación de "Sozialista Abertzaleak" ("Socialistas Patriotas", el grupo parlamentario afín a los postulados de ETA ), hizo su presentación en sociedad poniendo una bomba casera en una sede del PP en San Martín del Rey Aurelio. Hoy ha estallado en Llanes, Asturias, la quinta de una serie de pequeñas bombas que sin causar daños personales, parecen querer demostrar la "vida" de ETA en el Cantábrico. ¿Sería demasiado arriesgada la hipótesis de que ETA está experimentando con reorganizarse en red? Seguramente hace dos años sí. Pondría en peligro su naturaleza tanto "nacional" como jerárquico- militar. Ahora pocas alternativas tiene para captar nuevos militantes que "vender" tecnología y conocimiento a grupitos simpatizantes marginales en comunidades vecinas a cambio del uso de la marca histórica en España de la violencia organizada fuera del estado. Con todo sigue siendo una hipótesis aventurada, pero no hay que cerrar los ojos, la reinvención de ETA es un peligro real.

Pero, todavía en aquel momento, la tradición jerárquico- militar de la banda, fuertemente inserta en su identidad era el principal obstáculo para su redefinición en términos válidos para la guerra de red. La situación alcanzada por las fuerzas de seguridad y judiciales españolas y francesas se nos antojaba la óptima: casi destruídos los comandos y la estructura financiera pero con una cúpula fuerte y con mando que no toleraría la disolución del grupo en una red invertebrada.

Pero en Octubre las fuerzas francesas desarticulan la cabeza de ETA. No podemos dejar de pensar que se trata de un error, si no de un regalo envenenado de nuestros vecinos. Escribíamos entonces que:

No está nada claro que "quisiéramos" detener a Antza en este momento. Parece ser que lo que precipitó la operación fue el reseteo de los servicios secretos franceses, apremiados por su reforma interna a cerrar casos a toda velocidad. Pero ¿es lo que interesaba a España?. Tal vez no. Aumentar la velocidad de rotación de los cuadros eliminando de paso de la dirección a un "político" con legitimidad interna suficiente como para impulsar un proceso de negociación y el horizonte de fin de las armas, para que entren los borrokildes de jersey de bolitas, chapa y melenilla por detrás, no parece que fuera una prioridad para el Ministerio de Interior. Lógicamente. Entre los jarraetas ha habido más de uno que ha leído el 11M como una señal. ETA siempre ha querido -y combatido por- el monopolio de la violencia antiestatal. En su día hizo lo posible por eliminar a la "competencia" en la alteridad del estado. No una sino varias veces, desde los autónomos, hasta las tentaciones armadas de los primos emeceros, pasando por Terra Lliure. Pero los yihadistas son otra cosa. Y lo saben. La alternativa interna es reestructurarse (cosa difícil dada su naturaleza cuadrillil) y competir con ellos en terror y horror o abrir el camino hacia otra cosa, sin armas. Dejar a los jóvenes el camino abierto al mando podría escorar el futuro hacia la primera opción.

El gran peligro ahora: la netocratización de ETA
El atentado de ayer se inscribe en un proceso iniciado el 11M y que apunta hacia la netocratización de ETA. La clave está en que en el entorno nacionalista- soberanista- independentista vasco se están dando las condiciones que en su día se dieron en el del clericalismo político musulmán para la aparición de una netocracia armada.

Esto se ve desde la mera aproximación a las conversaciones en la calle del entorno nacionalista moderado hasta los debates que sobre Iraq y la experiencia de la "resistencia" iraquí tienen lugar en la prensa independentista.

Ahora imagínense una ETA netocrática: sin un mando central, sin una estructura "infiltrable", sin necesidad de un aparato financiero o de organización. Imagínense que en ese entorno directamente filoterrorista -de más de 20.000 personas- cada uno "sabe lo que tiene que hacer" y sólo contacta con "la organización" a posteriori, para usar la marca en la reivindicación si el resultado ha sido del gusto de los "teóricos".

Una red así no tiene marcha atrás precisamente porque no está jerarquizada y porque sus referencias, sus netocratas, lo son sólo en la medida en la que sirvan al objetivo fundacional, de ahí su maximalismo y nihilismo. De ahí que se conviertan fácilmente, en una llaga abierta por siempre. Vivimos un momento dramático, una verdadera cuenta atrás: o solucionamos definitivamente la "cuestión etarra" (negociando reagrupamientos e indultos y fortaleciendo a los nacionalistas frente a los filo terroristas por ejemplo) o es cuestión de tiempo que ETA aprenda las lecciones de la Yihad, no sólo operativa, sino organizativamente. Entonces ténganlo por serguro: podremos "ganar todas las batallas", como dice Rumsfeld en Iraq, pero las condiciones mínimas para garantizar las libertades habrán sido derrotadas por largo, larguísimo tiempo.

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Actualización 6/12/2004
Una los puntos con una línea... y rece
Llega la segunda parte del experimento etarra: ampliación de escala. Del hackeo local al nacional, de las salidas de Madrid, al eje norte- sureste. Tracen la línea de puntos del segundo atentado, compárenlo con las líneas de velocidad alta de tren y con las rutas por carretera que vertebran España. Confirmado: nada de las viejas estructuras estables, pisos francos y demás. No hacen falta.

La pregunta que queda es si se trata de un único comando. Si es así la hipótesis del "hackeo" como filosofía de acción se refuerza. Podría tratarse de un experimento fruto de la desesperación logística o de que ETA ha llegado a la convicción de que no requiere víctimas mortales para conseguir sus objetivos. Pero, aunque más difícil, podría tratarse de algo peor: que el mismo atentado estuviera preparado en red, con distintos grupos actuando en distintos lugares de manera coordinada. En ese caso se trataría ya de un experimento consciente de netwar, de terrorismo en red. Y lo que es peor, un tipo de experimento y de forma de organización que transitaría ya hacia la organización reticular. El eslabón necesario entre la jerarquía y la netocracia.

Pásalo!

Proyecto Socialista, Proyecto Ciudadano

Proyecto Socialista, Proyecto Ciudadano

Escrito por Felipe M. Cañibano
Diario de León - 22/01/04


Ante la próxima cita electoral general de Marzo, www.democraciacivica.net – Foro del Socialismo Ciudadano quiere hacer una contribución, dirigida a los ciudadanos progresistas, a la opinión pública y a la próxima Conferencia Política que el PSOE organiza para el día 17 de Enero. Queremos dirigir nuestra reflexión y propuestas a temas muy centrales, que están en el núcleo del sentimiento de impotencia que tienen en estos momentos muchos y muy numerosos sectores ciudadanos.
Hay que tener miedo a la derecha española. No se ha denunciado todavía con la suficiente nitidez en España la profunda transformación que ha sufrido la derecha a manos de los "neocons", los nuevos conservadores. El principal adversario político del progreso no es ya el neoliberalismo económico, sino el neoconservadurismo político. Ese que, inspirado en las ideas de Leo Strauss, y desarrollado por los ideólogos de Bush, como Wolfowitz, considera que el Estado no debe ser un instrumento neutral que asegure a todos los ciudadanos sus derechos, sino un instrumento político para abrir camino a los más poderosos. Que la democracia parlamentaria debe de ser enflaquecida hasta sus formas más elementales, para que la mentira se convierta en arma al servicio de la "alta política". Que la arquitectura mundial debe organizarse en torno a un imperio que tenga a los EEUU como su metrópoli.
Estas ideas han servido como basamento ideológico del empobrecimiento de las libertades en los EEUU, de sus recortes sociales, de la ruptura completa del multilateralismo, de la ocupación de Irak, y de la subasta de ese país ocupado a las grandes empresas de la coalición liderada por Bush.
Pero esas ideas han prendido también como la pólvora en el gobierno del PP. Explican su trayectoria en estos cuatro años de mayoría neoconservadora en España. Están detrás de los intentos de colonización de medios de comunicación y grandes empresas desde el gobierno, detrás de su creciente ataque al laicismo, detrás de la regresión democrática que ha impuesto a nuestro país y detrás de la sustitución del diálogo por el enfrentamiento en la España autonómica.
El PP es hoy un partido "neocon", y no un centro reformista. Nos encontramos en España ante una nueva derecha, dura, que ni busca compromisos ni consensos, convierte al adversario o al contendiente político en enemigo, y coloniza todos los poderes o los somete desde el poder político del gobierno. Hay que temer a esta nueva derecha española porque, armada de esa ideología, en cuatro años más de mayoría podría destrozar de modo irreversible el pluralismo autonómico de España y a España misma, someter más y más al poder político del gobierno el resto de los poderes democráticos, acentuar su control sobre la opinión pública, empobrecer la cultura democrática y laica, y hundir aún más la autoestima ciudadana. Y, sobre tal base, pasará, si no lo impedimos, de la beligerancia política a la social, mediante el recorte de los derechos sociales de los ciudadanos.
Los neoconservadores españoles no se merecen ya ni ofertas de consenso ni pactos de Estado. Se merecen una clara denuncia, un rechazo sin compromisos y una movilización contundente por parte de todos los ciudadanos que valoran la democracia, la tolerancia y el progreso de España.
Pero para que esa movilización sea posible se necesitan dos condiciones: primero, que las fuerzas políticas progresistas se comprometan seriamente con la reconstrucción democrática de España y, segundo, que presenten proyectos solventes y comprensibles para los ciudadanos. Sólo a partir de ello será posible un rearme ético y político de los ciudadanos progresistas, que, en nuestro país, son mayoría.
Un compromiso serio con la democracia parlamentaria: pensamos que es la regresión democrática protagonizada por el gobierno del PP, junto al déficit de credibilidad que en este terreno tienen todos los partidos políticos, la causa más profunda de la sensación de impotencia que tienen grandes sectores de ciudadanos progresistas. Ganar en credibilidad en este terreno sólo se conseguirá si se defienden medidas eficaces como:
1) Asegurar que, cuando los representantes vulneran claramente la voluntad de los ciudadanos, éstos tengan mecanismos para manifestar directamente la voluntad popular a través de una mayor posibilidad de realización de referéndums ciudadanos o para desposeer al representante de su mandato, a través de procedimientos tasados de recusación ciudadana, de acuerdo con el nuevo sistema electoral que más abajo se propone.
 Para que el sistema de democracia representativa funcione, existen dos exigencias básicas respecto a los Partidos Políticos:
 
a) En la medida en que en España son los Partidos los encargados de presentar candidatos a las elecciones y los ciudadanos sólo pueden votar listas cerradas, los partidos políticos tienen la más taxativa obligación democrática, una obligación que hoy no se cumple, de elegir y presentar a los mejores de entre sus filas, mediante sistemas eficaces y transparentes de nominación y de confección de sus listas, basados en la competición leal entre candidatos, y la selección transparente a partir del mérito y la capacidad.
 
b) Que la Ley de Partidos, que en este terreno sólo realiza una serie de brindis al sol tase unos procedimientos internos precisos de funcionamiento democrático de los partidos, respecto a lo enunciado en el párrafo anterior y en punto al control y la participación en todas las grandes decisiones por parte de sus afiliados, por procedimientos como las primarias. En este terreno, la Ley Orgánica de Partidos Políticos, reformada en junio de 2002, fue una gran ocasión perdida por todos los partidos políticos para cambiar estos extremos.
 
Es necesario cambiar la Ley de financiación de los partidos, convirtiendo todas las donaciones en transparentes.
En la medida en que, en España no elegimos parlamentarios sino partidos, ni elegimos personas sino números en una lista fija, la rendición de cuentas se convierte en un acto innecesario para unos representantes populares que, en muchas ocasiones, terminan su mandato como perfectos desconocidos para sus representados. Es necesario cambiar la ley electoral, de modo que las listas presentadas sean cerradas pero no bloqueadas. La definición de una lista cerrada a escala provincial junto a la emisión de un segundo voto en el ámbito de demarcaciones electorales dentro de cada provincia, en las que se pueda votar a;candidatos individuales, asegurará el orden de la lista. De este modo conseguiremos en España algo que es absolutamente imperativo ya: que los cargos electos conozcan más de cerca a sus representados y se vean impelidos a rendirles cuentas en todo momento.
Es imperativo cambiar el funcionamiento de los parlamentos, en cuestiones básicas como las siguientes, que impedirán que las mayorías parlamentarias hagan casi inútil el trabajo de la oposición: las Comisiones de Investigación deben de ser controladas por la oposición y no por el partido mayoritario, se debe establecer la existencia y la transparencia de "lobbies" y las audiencias a los mismos, abriendo el parlamento a todos los grupos de afectados por la formulación de leyes, el control al gobierno debe de convertirse en un elemento central de la vida parlamentaria y se debe ampliar los supuestos de libertad de voto por parte de los diputados y diputadas.
Los entes públicos de comunicación deben de pasar a ser independientes, con su propio estatuto de Autonomía, deben de ser regidos por comités independientes de la política, retirándose los representantes de los partidos de sus Consejos de Administración, y eligiéndose sus más altos cargos por un periodo de seis años y por mayorías cualificadas en sus respectivos ámbitos parlamentarios. Esta medida se debe de tomar a todos los niveles: nacional, autonómico y local.
Es necesario que el "cuarto poder", los medios de comunicación, se doten de un código de buena conducta no sólo de Responsabilidad Social sino que también de Responsabilidad Democrática.
Es necesario que aumente en grado extraordinario la difusión a través de los medios de comunicación, de la cultura democrática y de sus valores y del debate político y social. Para ello, los medios públicos de comunicación deben de tener un Consejo que promueva estas actividades y elimine el sexismo, la violencia y la sistemática intromisión en la vida privada de su programación.
Es necesario que la clase política se dote también de un código de buenas prácticas individuales, que incluyan, más allá de la ética frente a la corrupción, la observancia de la cultura democrática y, sobretodo, normas éticas relativas a que los políticos deben de asumir responsabilidades ante sus errores.
Por último es necesario introducir en la escuela y los institutos, a lo largo de todos los ciclos, la asignatura de Educación Cívica y Democrática.
Pensamos que los grandes proyectos que necesita España son tres: soluciones efectivas y rápidas a la situación y el destino que en España tiene la juventud, la creación de un activo movimiento ciudadano por una Europa laica, progresista y autónoma en el concierto mundial, y el lanzamiento de un debate nacional que conduzca a la actualización y reforma de la Constitución que convertan de este modo el Proyecto Socialista en un Proyecto Ciudadano.

El dinero de los inmigrantes

El dinero de los inmigrantes

Escrito por Joaquín Estefanía
El País - 06/12/04

No está demostrada la relación directa entre el desarrollo sostenible y las remesas que los emigrantes mandan a sus zonas de origen. Hay países que reciben mucho dinero de los ciudadanos que los abandonaron, y no han logrado nunca desarrollarse; y viceversa.

Pero lo que sí es seguro es que para muchos países pobres, las divisas que llegan de sus ciudadanos en el exterior han devenido en la principal fuente de riqueza por encima de las inversiones extranjeras directas y de la ayuda al desarrollo. Los españoles sabemos algo de esto por nuestra historia reciente.

Aunque no hay datos totalmente fiables, se estima que en 2003 las transferencias legales en el mundo por remesas de emigrantes pudieron ascender a 150.000 millones de dólares, cifra que se duplicaría si se tuvieran en cuenta los canales informales de distribución de dinero. Ante montos tan espectaculares, las remesas se han convertido en estudio de organismos multilaterales como el Banco Mundial y en objeto de deseo por parte de bancos y otras entidades financieras, que han descubierto un nuevo semillero de ingresos.

La semana pasada, tres entidades españolas -Bankinter, Caixa Galicia y Bancaja- anunciaban un nuevo servicio a través del teléfono móvil que podría canalizar esas millonarias remesas: con el móvil se puede sacar dinero del cajero automático o dar una orden para que otro cliente, en cualquier punto de la red de cajeros (incluso de otro país), pueda disponer de los ahorros. En definitiva, una sencilla y clásica transferencia por conductos tecnológicos sofisticados.

Las remesas también son protagonistas de la atención de los expertos. En el seminario sobre Alianza/Choque de civilizaciones, celebrado en San Cristobal de la Laguna (Tenerife) la pasada semana, con objeto del quinto aniversario de la declaración por la Unesco de esa ciudad como bien cultural patrimonio de la humanidad, se abordaron las principales características de unas remesas que han sido calificadas de "leche materna para los países pobres".

En primer lugar, son dinero eficiente que viaja de persona a persona, sin intermediaciones de los Gobiernos y sin condicionalidades como las que los organismos internacionales tipo FMI o el Banco Mundial imponen a sus créditos. Segundo, son transacciones ágiles que no dependen de la volatilidad de los mercados, como las materias primas; su único riesgo son los tipos de cambio.

Tercero: esas transferencias tienden a abaratarse, ya que su monto total ha estimulado la competencia de las sociedades financieras; algunas de ellas han visto crecer espectacularmente sus beneficios por este capítulo (la Western Union cuenta hoy con 170.000 agencias, esparcidas por 190 países de todo el planeta). Cuarto, las remesas son, por su propia naturaleza, parte de la política económica anticíclica de los países que exportan mano de obra: cuando disminuye el precio de una materia prima y el país que basa su economía en la exportación de la misma entra en crisis, más gente emigra para prosperar en otras partes, y más dinero reenvía a sus familiares.

Las transferencias de los emigrantes son uno de los dineros más favorecidos por el tipo de globalización que se ha construido. Son más abundantes porque ha aumentado el número de emigrantes en el mundo (más de 100 millones), porque la innovación tecnológica permite la libertad absoluta de movimientos de capitales (los mercados funcionan 24 horas al día, 365 días al año) y porque, como ya se comentó, se ha abaratado la intermediación. Se da así la paradoja filosófica que mientras los movimientos de capitales promovidos por el traslado de mano de obra de un sitio a otro son totalmente libres, los cambios de residencia siguen padeciendo de serias limitaciones.

El dinero de los inmigrantes ha devenido en una red de seguridad alternativa al Estado del Bienestar. Las remesas sirven para satisfacer las necesidades básicas de las familias de los que se van, para comprar vivienda, tierras, herramientas agrícolas o ganado, y en el extremo, para financiar el viaje de nuevos miembros de la familia que quieren emigrar. Es por ello que algunos Estados depredadores han estimulado la cultura de la emigración y prefieren que una parte de su población emigre y envíe los ahorros para que los que se quedan vivan mejor. Olvidando el inmenso dolor de la emigración y, en muchos casos, la esclavitud que estimula

LA RENTA BÁSICA COMO DERECHO DE CIUDADANIA

LA RENTA BÁSICA COMO DERECHO DE CIUDADANIA

Escrito por Ramiro Pinto Cañon
01/12/04
La Renta Básica es el resultado de la evolución de la economía. Basta darse cuenta de este criterio para ver que es una pieza que hace falta no sólo para el desarrollo económico, sino el de otros derechos, que sin la Renta Básica quedan como meros formalismos.
La Renta Básica es una cantidad que de dinero que se da a todo ciudadano, no como asistencia social sino como derecho ciudadano. Se mide sobre el umbral de la pobreza (421 euros) y se adquiere de manera incondicional.
Veamos que se trata de la base de un nuevo paradigma económico, más que un nuevo modelo. Se trata de un fundamento que da lugar a debatir y desarrollar diversos modelos económicos. Es como la democracia, en la que desde el punto de vista político, cada ciudadano le corresponde un voto, independientemente de su condición y no es a cambio de ninguna prebenda. La Renta Básica es para quien trabaja y para quien no, es para la persona por el hecho de ser un sujeto social, lo cual garantiza que sea un derecho de ciudadanía. Se trata pues de un criterio como el de la República en cuyo seno suceden diversas opciones políticas. Leamos lo que dice Manuel Azaña: "La República es el régimen jurídico de la libertad. La cual alcanza incluso a los mismos enemigos de la libertad". Aplicado a la RB podríamos decir: La Renta Básica es el modelo económico de la equidad. La cual alcanza incluso a los mismos enemigos de la solidaridad.
Se trata, pues de una medida económica, no sólo de una medida social. Responde a la necesidad de definir la nueva economía, en la cual se toma como medida de bienestar y de parámetro de desarrollo el crecimiento económico. A este respecto algo fundamental es preguntar ¿hasta dónde y hasta cuándo dicho crecimiento? De lo contrario estaríamos ante un crecimiento indefinido que no es posible, pues vivimos en un sistema con unos límites muy concretos y medibles, en el que los recursos energéticos y de materias primas son restringidos, la capacidad de regeneración de los bienes de la naturaleza es escasa
La primera pregunta ha quedado contestada con el fenómeno de la globalización, que va más allá de conceptos como internacionalización. El desarrollo tecnológico aplicado a la economía hace que el crecimiento económico se expanda en todo el planeta. Tanto el mercado productivo como el financiero ya abarca todo el globo terráqueo en una misma unidad de tiempo. Es un hecho que nos lleva a una situación nueva en la historia de la economía. Nos situamos en un modelo cerrado, frente a otros, antaño abiertos, en los que el comercio, la guerra, las migraciones abrían mercados y nuevas fuentes de materias primas. Hoy la misma dimensión del planeta es su límite. Esta situación ha llevado a ver la importancia del concepto de desarrollo sostenible, es decir desarrollar la economía sin destruir lo que son las bases de nuestra subsistencia, buscar energías renovables, medidas no contaminantes y dar prioridad al equilibrio entre economía y medio ambiente.
La imposibilidad de llevar a cabo tal equilibrio, debido a los intereses económicos hace que el respeto a la naturaleza, empezando por la naturaleza humana, sea en una contradicción permanente. Se aprueban los acuerdos de Kyoto, en relación a las emisiones de CO2 y no se cumplen porque significa reducir la capacidad productiva y evita mantener los puestos de trabajo. El mismo progreso tecnológico hace que cada vez se necesite menos mano de obra. Entonces se abren nuevos negocios y cada vez se depreda más el mundo en el que vivimos. No se evitan industrias que destruyen el patrimonio ecológico y con prácticas laborales peligrosas porque suponen el despido de miles de trabajadores.
Sucede otra paradoja nueva en la economía: las empresas ya no amplían su producción y por lo tanto sus beneficios incorporando más mano de obra, sino que despidiendo a la mitad de la plantilla se duplican las ganancias y la productividad, pues la riqueza productiva depende de lo que se conoce como Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i). Lo cual se aplica no sólo a la fase productiva, sino a la del consumo (publicidad) y a la de organización y gestión empresarial Cada día salta una noticia al respecto sin que se dé una respuesta más que golpes de pecho, generando una incertidumbre cada vez mayor en la sociedad.
Se hace, entonces, necesario responder a la segunda pregunta ¿hasta cuándo es posible el crecimiento económico? Precisamente es a este planteamiento al que responde la RB, pues marca el límite económico en el que el crecimiento es posible hasta que sea posible la renta Básica y por ende el desarrollo se hace sostenible. Esto nos lleva a favorecer el progreso económico de los países en vías de desarrollo a los que no se podrá aplicar la RB como medida económica, hasta que no se cumpla dicho crecimiento económico.
Nos encontramos en un cambio tal que significa una profunda reforma del sistema económico, pero que viene dada por su propia evolución. Es cuestión de darse cuenta de ello. Por ejemplo el trabajo ha sido un medio para resolver las necesidades materiales y otras. Hoy la tecnología suple esto con creces, pero al seguir con la idea del trabajo como elemento central se convierte en un fin y se hacen inversiones, se subvencionan industrias, se bajan los tipos de interés para mantener la capacidad de trabajo en una sociedad, en lugar de dejar que se desarrolle el empleo como medio dentro del mercado laboral. Lo cual es lo primero que conseguiría la aplicación de la Renta Básica. Es por ello que no solamente es posible su realización sino que, además, es necesaria. Lo que vemos como una realidad inexorable, el trabajo, es estudiado desde la sociología por Gorka Moreno en su libro "Trabajo y ciudadanía", concluyendo que el trabajo es una construcción social, y como tal relativa a unas circunstancias concretas. Este autor abre las puertas a un debate en profundidad sobre la Renta Básica.
Al ser la RB una medida económica y no un modelo de protección social no es algo que dé el Estado. Se preserva el modelo de impuestos para mantener, completar y perfeccionar el gasto público al que ha llegado la sociedad occidental después de una evolución histórica a lo largo de siglos. Se trataría de aplicar lo que se conoce como tasa Tobin, pero a todo el proceso de creación de valores que no tiene una relación directa con la economía productiva. Tal tasa la ideó James Tobin para los cambios de moneda que suponen, sin producir nada, una ganancia de dinero aprovechando los cambios del valor de la moneda. Propuso que un porcentaje de esta ganancia, el 1% se aplicase para ayuda a los países del Tercer Mundo. Si se amplía su aplicación para las recalificaciones de terrenos, para las inversiones especulativas en Bolsa, para la valoración de las empresas mediante operaciones de fusión y demás mecanismos de la economía financiera, con un 10% es posible financiar una Renta Básica, pero por supuesto en una zona monetaria. Ya no es una cuestión de una zona geográfica, sea autonomía o Estado. Insisto que es una medida económica
El mercado de capitales ha generado un modelo que permite crear riqueza con la comercialización del dinero, lo cual da origen al "plus capital", el cual hasta ahora no aporta su cuota al desarrollo social, como lo hacen los asalariados o productores industriales mediante los impuestos.
Por otra parte los Estados han sido superados por los grandes emporios económicos a la hora de manejar riqueza, por lo que se hace necesario establecer nuevas medidas, como la Renta Básica, que permita adecuar la economía a la nueva realidad. Es decir la Renta Básica no es sino un ajuste en el desarrollo económico. Es de tal calibre que supone una reestructuración, perestroika, del capitalismo. Tomemos en cuenta el dato que ofrece el profesor de Economía Política de la Universidad del País Vasco, Joaquín Arriola, cuando reflexiona sobre la globalización: las cien mayores empresas productivas multinacionales con 12´5 millones de trabajadores tienen un peso económico equivalente a los cien mayores países subdesarrollados, con 4.150 millones de habitantes. O cojamos las tablas del Banco Mundial y se comprueba que las cuatro corporaciones empresariales mayores del mundo venden anualmente por un valor superior al producto Interior Bruto del Estado Español. Es evidente que hacen falta nuevas pautas para redefinir el progreso económico y social. Lo cual ya no se sustenta sólo en el trabajo y sobre la base de la actuación de los Estados.
Las medidas de protección social surgen y llevan a modelos de estado totalitarios, lo que fue la política de Bismark, o mismamente las pagas extraordinarias ideadas por Girón y el sistema de puntos en la época de Franco. El modelo keynesiano de intervención pública en la economía llegó al límite de sus posibilidades a comienzo de los años 90 debido al incremento del desarrollo de las tecnologías, lo que ha hecho fracasar la política social de Shrröder en Alemania o de Blair en Gran Bretaña, pues desemboca irremediablemente en un déficit presupuestario que a la larga es insostenible y potencia precisamente lo que quiere evitar, como es el incremento de puestos de trabajo. Como indica D. Felipe Martínez Cañibano, hay que pasar del modelo asistencial y de control político a través de políticas sociales al de los derechos universales incluyendo en éstos la economía…
El Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, Febrero de 2001, pidió ante una convención de empresarios, que los derechos humanos no fueran sólo una exigencia política, sino que también se desarrollasen en la economía, como derechos del trabajador y el respeto al medioambiente. Con la incorporación de los derechos humanos a la economía se dará rostro humano al mercado global. Este deseo sólo será posible si se tiene en cuenta la Renta Básica.
Manuel Pérez Ledesma, catedrático de Historia, analiza que ciudadano es el que participa de la cosa pública y súbdito es quien esta "subyecto", sometido, al poder de otro. Si lo aplicamos a lo que venimos diciendo vemos que hoy somos súbditos, especialmente, del Poder económico. Durante los años 1776 y 1789, en que suceden la Revolución Francesa y la Declaración de Independencia de los EE.UU. aparece el concepto de ciudadanía, que implica derechos más deberes. El ciudadano es una unidad en un conjunto. Se han desarrollado los derechos civiles en el s. XVIII, los derechos políticos en el s. XIX, los derechos sociales en el s. XX (salud, educación...). En la actualidad nos vemos abocados a luchar por los derechos económicos, los cuales vienen definidos por la RB, sin la cual los demás hacen aguas. Pero no como algo utópico sino que parte de la realidad al exigir el derecho a un mínimo para vivir. Aceptando la desigualdad económica, pero a partir de una igualdad básica que permita la supervivencia. Lo cual nos lleva a recoger las tesis del economista indio Amartya Sen, en su obra "igualdad ¿de qué?".
Podremos abordar el republicanismo además de como una forma de Estado, también sobre la inserción del individuo a la colectividad que permita la autorrealización y la no dominación.
Podemos entender como derecho económico el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad". Como se puede comprobar no se trata de un derecho vinculado al trabajo, sino al hecho de tener la condición de ser humano. Lo cual garantiza per se la RB y además queda definida en dicho artículo.
El artículo 35 de la Constitución española establece que todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Lo que nos preguntamos, como hace Agustín Morán, es ¿y si no hay trabajo?. Más aún las nuevas condiciones laborales de temporalidad y precariedad impiden que muchos jóvenes puedan llevar a cabo una vida autónoma sin depender de nadie. En este artículo se indica el derecho a la elección de profesión u oficio, lo que en la mayoría de los casos no es posible.
El art. 47 se refiere al derecho de todos los españoles a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Lo que habrá que matizar indicando que será si se cuenta con dinero suficiente para ello, lo que una vez más nos lleva al ciudadano económico. Fuera de la economicidad muchos derechos quedan fatuos.
El art. 128 primero del Título VII, sobre Economía y Hacienda, dice: "Toda riqueza del país en sus distintas formas y sea cual sea su titularidad está subordinada al interés general". ¿Qué se entiende por interés general? De cualquier forma, la Renta Básica nunca entra en contradicción con las bases teóricas de la Constitución, más bien transforma unos conceptos abstractos en una práctica concreta y real. De manera que hace la interpretación más amplia y menos excluyente, sin cargas ideológicas para definir la "necesidad", "interés general", "equipar", "protección social y jurídica", "justa distribución". Por ejemplo se puede entender como "interés general" una base de subsistencia básica para todos los ciudadanos, de manera se describe la ciudadanía económica. En definitiva la RB como derecho económico es una hipóstasis de los demás derechos, les da su ser, es decir logra hacer viable los demás derechos constitucionales y los derechos Humanos que quedan en lo abstracto si no se aplican en lo concreto con medidas como la Renta Básica.
La RB nos sitúa ante un cambio de modelo, de visión del mundo y más que la viabilidad de tal medida lo que nos impide verlo es nuestra mentalidad, construida a lo largo de siglos de historia. Sucede igual que cuando se descubrió que la tierra es esférica. La gente se preguntó que los que vivieran abajo se caerían o que irían haciendo el pino. O cuando se supo que la tierra se mueve alrededor del sol ¡si estamos quietos! O como cuando Ramón y Cajal descubrió que una masa tan densa y homogénea como es el cerebro está formada por células separadas unas de otras. Con la Renta Básica nos pasa lo mismo, supone un cambio de paradigma que exige una nueva manera de ver el mundo, la economía.
Otro mundo es posible, otra economía también, si somos capaces de pensar de acuerdo a la nueva realidad. La Renta Básica no se propone para interpretar el mundo, ni para cambiarlo, sino porque el mundo ha cambiado y es necesario interpretar dicha transformación. Por esto nos situamos en los albores de una revolución histórica por lo que significa como avance en la lucha por la libertad. En ello estamos.

CHINA Megapotencia

CHINA Megapotencia

Escrito por Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique - Fecha 01/10/04

“El día que China despierte…” se decía hasta hace poco, dejando planear la idea de una amenaza gigantesca sobre el planeta. Ahora sabemos que ese inmenso país ya está despierto. Y se trata de preguntarse sobre las consecuencias que puede tener su impresionante resurgimiento sobre la marcha del mundo.
China, coloso demográfico con sus 1.300 millones de habitantes, inició su gran reforma económica sólo después de la muerte de Mao Tse Tung en 1976, y sobre todo a partir de 1978, cuando Deng Xiaoping asumió el poder. Su modelo de desarrollo, basado en la abundancia de una mano de obra mal pagada, la masiva recepción de fábricas de ensamblaje, la exportación de productos baratos y la afluencia de inversiones extranjeras, fue considerado durante mucho tiempo “bastante primitivo”, propio de un país atrasado y gobernado con mano de hierro por un partido único, dado que hasta el necesario control de su demografía se realiza de manera autoritaria.
Sin embargo, China, siempre comunista, no sólo dejó de dar miedo, sino que en la euforia de la globalización incipiente fue presentada por cientos de empresas que instalaban allí sus fábricas, tras haber despedido a millones de trabajadores, como una verdadera ganga para inversores avispados. En poco tiempo, gracias a la red de “zonas económicas especiales” instaladas a lo largo de su frente marítimo, se convertía en una gran potencia exportadora, que encabezaba la lista de los países exportadores mundiales de productos textiles, indumentaria, calzado, productos electrónicos y juguetes. Sus productos invadían el mundo. Especialmente el mercado de Estados Unidos, respecto del cual presentaba un desequilibrio gigantesco: ¡en 2003, el déficit comercial estadounidense ante Pekín alcanzó los 130.000 millones de dólares! (1).
La furia exportadora desataría un despegue espectacular del crecimiento, que desde hace dos décadas supera el 9% anual (2). Este “comunismo democrático de mercado” significó para millones de hogares un incremento en el poder adquisitivo y el nivel de vida (3). Además, favoreció el ascenso de un auténtico capitalismo chino. Siguiendo el mismo impulso, el Estado se lanzó a modernizar el país a marchas forzadas, multiplicando la construcción de infraestructuras: puertos, aeropuertos, autopistas, vías ferroviarias, puentes, embalses, rascacielos, estadios para los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, instalaciones para la Exposición universal de Shanghai en 2010, etc.
Esta masa demencial de obras y la nueva fiebre consumista de los chinos agregaron a la economía una nueva dimensión: en muy poco tiempo, China, que infundía miedo como potencia exportadora invasora, se ha convertido en un país importador cuya voracidad insaciable inquieta seriamente. El año pasado fue la primera importadora mundial de cemento (importó el 55% de la producción mundial), carbón (el 40%), acero (el 25%), níquel (el 25%) y aluminio (el 14%). Es el segundo importador mundial de petróleo, después de Estados Unidos. Estas importaciones masivas dieron lugar a una explosión de los precios en los mercados mundiales, especialmente los del petróleo.
China, admitida en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001, es en la actualidad una de las economías más grandes del mundo, exactamente la sexta (4). Mueve el crecimiento planetario y toda convulsión en ella tiene un impacto inmediato sobre el conjunto de la economía mundial. “A pesar de la rapidez de nuestro crecimiento –evalúa el primer ministro Wen Jiabao– China sigue siendo un país en vías de desarrollo, y necesitaríamos otros 50 años de crecimiento al ritmo actual para llegar a ser un país medianamente desarrollado” (5).
Pero si China sigue con este ritmo, a partir de 2041 va a superar a Estados Unidos para convertirse en la primera potencia económica del mundo (6), lo que tendrá consecuencias geopolíticas fundamentales. Esto significa que desde 2030 su consumo de energía equivaldrá a la suma del consumo actual en Estados Unidos y Japón, y que al no disponer de petróleo suficiente como para satisfacer una necesidad tan monstruosa, de aquí a 2020 se verá obligada a duplicar su capacidad nuclear y a construir dos centrales atómicas anuales durante 16 años…
Aun así, y aunque ratificó el protocolo de Kyoto en 2002, China, que ya es el segundo país contaminante del planeta, va a llegar a ser el primero, porque emite colosales masas de gases con efecto invernadero que agravan el cambio climático en curso.
En este sentido, China constituye un caso de manual y anticipo de la cuestión que se planteará a propósito de la India, Brasil, Rusia o Sudáfrica: ¿cómo arrancar a miles de millones de personas de la angustia del subdesarrollo sin sumirlas en un modelo productivista y de consumo “a la occidental”, nefasto para el planeta y para el conjunto de la humanidad?

NOTAS:

(1) Véase “Quand la Chine éternuera…”, Cyclope. Les marchés mondiaux 2004, bajo la dirección de Philipe Chalmin, Economica, Paris, 2004.
(2) 9,7% en el primer semestre de 2004.
(3) El PIB por habitante alcanzó 4.690 dólares en 2003.
(4) Se sitúa entre el Reino Unido e Italia, después de los Estados Unidos, Japón, Alemania y Francia, y debería integrar el G8, el grupo de países más industrializados, que incluye además de los mencionados a Rusia y Canadá.
(5) El País, Madrid, 6-6-2004.
(6) De acuerdo con la experta Maryam Khelili, para esa fecha la lista de seis países más prósperos del mundo será la siguiente: China, Estados Unidos, India, Japón, Brasil y Rusia.

«En 25 años, los diarios en papel desaparecerán; el periodista enviará imagen, voz y texto»

Escrito por Juan Fornieles
El Mundo - 02/12/04

Entrevista con
STEVEN S. ROSS / Profesor de Internet para periodistas



No se dejen engañar por su aspecto de telepredicador. El profesor de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia (Nueva York) Steven S. Ross pasa por ser uno de los gurús de Internet en su ángulo más periodístico. Recientemente, ha paseado por España para exponer los resultados del Primer Estudio sobre la Prensa Española e Internet y para anunciar que volverá a la Península a enseñar nuevas tecnologías a los periodistas.

Los periódicos se han estancado, Internet se dispara pero no se consolida y la publicidad cae en picado. Teniendo en cuenta este panorama, éste es el boceto del porvenir del mundo de la información que dibuja Ross:
PREGUNTA. ¿Cuánto tiempo de vida le da a la prensa escrita?

RESPUESTA. En 25 años, los diarios desaparecerán por razones medioambientales, pero las empresas informativas se mantendrán.Las nuevas tecnologías no cambian las necesidades. Cambia el negocio, no el propósito.

P. ¿Cómo será el proceso?

R. La distribución de los ejemplares se hará en otro soporte, a través de Internet. Ya pasa en EEUU, allí el 90% se reparte por suscripción. Es una buena forma de abaratar los costes.

P. ¿Eso obligará a que los periodistas se reconviertan?

R. Desde luego. El periodista se tendrá que convertir en un profesional polivalente. Un solo redactor tendrá que enviar imágenes, voz y texto. Y, además, hacerlo con inmediatez. En directo.

P. ¿Habla de hombres-orquesta?

R. (Risas) No es una broma, dentro de muy poco, calculo que en unos cinco años, se venderán en Estados Unidos unas gafas que llevarán cámara, micrófono y transmisor por 50 o 60 dólares (9.400/11.280 pesetas). Ese será el equipo básico del redactor. Ya existe esa tecnología en la actualidad, sólo hay que esperar a que se abaraten los precios.

P.

Pero... convertirse en redactor/cámara/editor/productor y, además, atender al teléfono, a las fuentes, la radio, la TV y leer a la competencia. ¿No es sobrehumano?

R.

En la Universidad de Columbia hemos reflexionado al respecto.La solución es trabajar en equipo y especializarse.

P. ¿Son mejores los profesionales de Europa o los de EEUU?

R. No quiero predicar pero la media de los profesionales estadounidenses está menos preparada que la media de los europeos, la diferencia es que los primeros tienen mayores recursos técnicos.

P. ¿Los periódicos españoles están preparados para el reto?

R. A pesar de que la venta de ejemplares en España es mucho más baja que en EEUU, aquí los periódicos de referencia como El País o EL MUNDO han demostrado mucha sabiduría porque han volcado sus esfuerzos en la Red. Sus resultados son notables.

P. ¿Los diarios venideros serán a la carta?

R. No estoy seguro. Es muy peligroso decidir los contenidos en función de los criterios subjetivos de los lectores. Muchos webs han fallecido por esta razón.

P. ¿Triunfarán los diarios gratuitos?

R. Bloomberg, el dueño de la agencia de noticias económicas, siempre me dice que «cada vez hay más gente dispuesta a pagar un poquito por obtener información». Lo que no se debe permitir es que los precios se disparen.

P. ¿Se leerá en terminales?

R. De momento hay que salvar las dificultades que supone leer una pantalla. En unos años, la tecnología permitirá que sea muy fácil leer on line.

P. ¿Internet tiene la culpa de esta revolución informativa?

R. Internet es revolucionario. Su número de usuarios crece y crece. Ahora los hispanos y los anglosajones dominan la Red, en breve lo harán los chinos.

P. ¿Evolucionará Internet?

R. De lo que estoy seguro es de que va a mejorarse su uso para discapacitados: se adaptarán los ratones para aquellos que tienen problemas de movilidad, el reconocimiento de voz para ciegos...

P. ¿Cómo utilizan la Red los periodistas españoles?

R. Sólo el 15% de las ediciones digitales trabaja de forma independiente a la redacción impresa. Además, los encuestados no creen que la rentabilidad digital supere a la del papel.