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La igualdad laboral en los convenios, una asignatura pendiente

Escrito por Eloina Terron Bañuelos

Diario de León - 03/08/05



es Trabajadora Social del SOEYP de la Junta de Castilla y León y responsable de Acción Sindical de Comisiones Obreras en León

La igualdad entre hombres y mujeres se pone de manifiesto cuando en todos los espacios de la vida, familiar, laboral y social, sus derechos, responsabilidades y oportunidades son las mismas.

En el mundo laboral la igualdad se construye en los convenios colectivos que obligan a las partes, empresarios y trabajadores, por igual.

Todos los años se establece un marco de negociación a nivel general y se determinan las prioridades de la misma para el conjunto del país. Este año, uno de los objetivos era introducir cláusulas sobre la igualdad de género y la salud laboral.

Desde CC. OO. es difícil entender, de ahí este artículo, la resistencia de empresarios de esta provincia a incluir este tipo de cláusulas en los convenios laborales que permitirían y mejorarían la conciliación de la vida familiar y laboral. Es difícil entender por qué se da entre muchos empresarios leoneses esta resistencia a introducir en los convenios principios que están asumidos en las leyes.

Es incomprensible la escasa predisposición de muchas empresas de León para incluir igualmente en sus convenios laborales cláusulas que favorezcan la igualdad de la mujer en el acceso, permanencia y promoción en el empleo.

En este país y en esta provincia, los datos nos dicen que el desempleo es tres veces mayor entre las mujeres. La razón es sencilla: no tienen las mismas oportunidades de acceso al empleo que detentan histórica y culturalmente los hombres. Se sigue considerando que hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres. Pero los trabajos no tienen sexo. Sólo los prejuicios mantienen esta tesis, prejuicios que ponen en cuestión la capacidad, habilidad y destreza de las mujeres.

En este país, y más si cabe en nuestra provincia, se le sigue atribuyendo a la mujer el rol tradicional de «responsable de las tareas del hogar y atención a la familia». Por eso, cuando se introducen medidas de conciliación de la vida familiar y laboral, estas inciden, casi exclusivamente, sobre las mujeres dando lugar, en ocasiones, a efectos perversos, contrarios a las pretensiones primigenias: rescisiones de contrato, malas caras entre compañeros/as, etcétera.

Hay que establecer en los convenios colectivos acuerdos sobre el tiempo de trabajo y la organización del mismo en la empresa, de tal forma que permitan, tanto a los hombres como a las mujeres, hacerse cargo de sus responsabilidades familiares y domésticas.

En nuestra provincia, al igual que en el resto del país, existe discriminación salarial por trabajos de igual valor. Las profesiones que son desempeñadas mayoritariamente por mujeres se consideran que tienen menos valor, menos importancia y, por tanto, menos salario. En las raíces de esta discriminación laboral se vislumbra la persistente mentalidad retrógrada instalada en hombres -y alguna mujer- de empresa que perciben que la labor profesional realizada por mujeres tiene menos valor.

En este país y en esta provincia se comete acoso laboral, acoso que padecen algunos hombres, pero fundamentalmente mujeres. En la mentalidad machista de muchos «patrones» o jefes se considera que es más «fácil» intimidar a una mujer. Además la mujer tiene que soportar en ocasiones el acoso sexual.

Es difícil entender desde el Sindicato CCOO cómo hay empresas que se niegan a incluir en los convenios colectivos cláusulas que tipifiquen el acoso sexual como una falta grave, lo definan claramente, establezcan pormenorizadamente el proceso para denunciarlo y no dejen lugar a dudas que en su percepción de la relación laboral deben repudiar y combatir este tipo de actos. En este sentido, es justo resaltar y ensalzar a las empresas de León que dan ejemplo de buen hacer en este aspecto concreto y así en el momento de acceder a la misma se firma, junto con el contrato, un acuerdo de buenas prácticas entre las que aparece la siguiente cláusula «si eres testigo o presencias un acoso, vejación o trato intimidatorio debes comunicarlo a tu superior».

Tenemos que ser conscientes de que estas situaciones no sólo son perjudiciales para la persona que las sufre sino también para el propio funcionamiento de la empresa. Éstas deberían promover y aceptar incluir en sus convenios laborales apartados que combatan este tipo de actos ya que se traducen en un coste humano y social muy grave para los trabajadores y trabajadoras que los padecen, pero también en un coste económico para las empresas que se concreta en bajas por enfermedad, en muchas ocasiones de larga duración, mal clima de trabajo que invita a la desmotivación laboral, a la falta de interés, entusiasmo y malas relaciones entre los compañeros, con perdida del trabajo en equipo.

Desde CCOO nos hemos comprometido a adoptar severas medidas en la negociación colectiva que penalicen con dureza estas actuaciones, comenzando por obligarnos todos y todas a denunciarlas para erradicarlo.

En definitiva, desde esta Organización Sindical de CC. OO. no entendemos la cerrazón de algunos empresarios leoneses que discuten en la mesa de negociación la inclusión de este tipo de cláusulas en los convenios laborales de sus empresas, ya que en la mayoría de los casos no representan coste económico alguno, todo lo contrario, aportan a la empresa un valor añadido importante, reconocido socialmente. No olvidemos que lo que ocurre en la empresa es responsabilidad del empresario/a, sea conocedor o no de esta situación.

Así pues, hemos de concluir que reforzar la negociación colectiva mediante medidas que potencien la contratación indefinida, transformando empleo temporal en fijo, que mejoren y protejan los salarios, asegurando que los convenios cumplan el principio de igualdad retributiva y eliminen las diferencias salariales en función de la edad y del sexo, que gestionen el tiempo de trabajo, su reducción y organización para promover la conciliación de la vida laboral y familiar, que promocionen la diversidad profesional de las mujeres, de manera que las convocatorias vacantes favorezcan su selección y promoción y se combata el prejuicio de empleos masculinos y empleos femeninos, que reconozcan, en definitiva, la igualdad de oportunidades y de trato, harán de nuestra provincia y de nuestro país un mundo más igualitario y justo.

El grado de avance y consenso en las relaciones laborales de un país determinará el nivel de comprensión, igualdad, integración y libertad de una sociedad.

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