Inmigrantes a la luz
Escrito por Felipe M. Cañibano
Hace apenas una semana que ha dado comienzo el proceso regularizador de inmigrantes puesto en marcha por el Gobierno. De aquí a tres meses estaremos en condiciones de hacer una evaluación adecuada de los resultados del mismo.
Bastante sensibilizado acerca de dicho asunto, tengo la impresión de que (al margen de las bondades del Reglamento de Extranjería y de otras intervenciones de doña Consuelo Rumí) cierta gente observa este proceso como excusa para legalizar un propósito bien distinto: propiciar, junto con otra serie de maniobras, el descarrilamiento del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Por qué se retrasa un Libro Blanco sobre esta materia, es decir, sobre los extranjeros que vienen a nuestro país?
Todavía estamos a tiempo. Los responsables de los partidos y de los mass media no deben convertir dicha cuestión en terreno abonado para la disputa electoral. Teniendo en cuenta, además, el consenso amplísimo existente en el pasado para aprobar una mala Ley de Extranjería y sus reglamentos sucesivos, que en opinión de quien suscribe tropezaban con la misma piedra.
Conseguir que 800.000 trabajadores de un monto de 1.500.000 que se encuentran en una situación alegal en España regularicen su estatus no carecería de mérito. Por las consecuencias positivas, tanto para ellos y sus familias (por ejemplo en educación y sanidad) como para todos en conjunto (los recién llegados pueden transformarse en contribuyentes netos, en impuestos y seguridad social). Antesala este primer paso del reconocimiento pleno de lo que son: personas, igual de personas que los que ahora integramos la ciudadanía
Democracia -12/02/05
Hace apenas una semana que ha dado comienzo el proceso regularizador de inmigrantes puesto en marcha por el Gobierno. De aquí a tres meses estaremos en condiciones de hacer una evaluación adecuada de los resultados del mismo.
Bastante sensibilizado acerca de dicho asunto, tengo la impresión de que (al margen de las bondades del Reglamento de Extranjería y de otras intervenciones de doña Consuelo Rumí) cierta gente observa este proceso como excusa para legalizar un propósito bien distinto: propiciar, junto con otra serie de maniobras, el descarrilamiento del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Por qué se retrasa un Libro Blanco sobre esta materia, es decir, sobre los extranjeros que vienen a nuestro país?
Todavía estamos a tiempo. Los responsables de los partidos y de los mass media no deben convertir dicha cuestión en terreno abonado para la disputa electoral. Teniendo en cuenta, además, el consenso amplísimo existente en el pasado para aprobar una mala Ley de Extranjería y sus reglamentos sucesivos, que en opinión de quien suscribe tropezaban con la misma piedra.
Conseguir que 800.000 trabajadores de un monto de 1.500.000 que se encuentran en una situación alegal en España regularicen su estatus no carecería de mérito. Por las consecuencias positivas, tanto para ellos y sus familias (por ejemplo en educación y sanidad) como para todos en conjunto (los recién llegados pueden transformarse en contribuyentes netos, en impuestos y seguridad social). Antesala este primer paso del reconocimiento pleno de lo que son: personas, igual de personas que los que ahora integramos la ciudadanía
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