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EXIGENCIA CIVICA, EXIGENCIA CIUDADANA

EXIGENCIA CIVICA, EXIGENCIA CIUDADANA Escrito por Felipe M. Cañibano
01-01-05

Estos días y a raíz del empleo tan extendido del vocablo cívico/civismo en diferentes ámbitos políticos y con motivo de sucesos de índole diversa, algunos amigos/as me han planteado cual es el concepto que tengo del citado término. Fruto de ese pensamiento son las reflexiones que siguen, sin enmarcarlas deliberadamente en situaciones concretas.
Los más comprometidos políticamente entendemos como primera obligación ciudadana el enfrentamiento ideológico y la denuncia de quien ocupa el poder.
El civismo no es un ideal único y eterno , establecido de una vez por todas en la república de las ideas. En efecto, se trata de una construcción histórica siempre debatida cuyo objetivo esencial es permitir que todos seamos voluntariamente responsables de la gestión de la sociedad. Cada país suele tener sus déficits específicos.
En España es la confusión en torno a las atribuciones de la autoridad política . Entre nosotros existe la creencia generalizada que quien ostenta un puesto de relevancia publica puede permitirse más cosas que el resto de los ciudadanos. Así se espera de él portentosos y espectaculares milagros e igualmente se comprendan o disculpen determinadas actitudes … cuando en realidad, quien ocupa un alto cargo debería saber que puede permitirse menos genialidades que los ciudadanos comunes e incluso debe renunciar – precisamente por la parcela de poder que detenta en la administración de los bienes comunes- a los comportamientos inocentes en otra posición social. Por eso quienes son incapaces de renunciar a sus caprichos o vicios no deben aspirar a representación de clase alguna.
La ciudadanía no sólo consiste en renuncias y aceptación de tabúes razonables, sino que exige también disposición a formarse, argumentadamente, un criterio propio.
Es criterio conocido que los gobernantes, los revolucionarios, los periodistas, los catedráticos … por no hablar de los representantes de la Jerarquía eclesial, suelen mentir de forma compulsiva y reiterada (como forma de reafirmación de su “ego”). Sucede que como ciudadanos nos encontramos en estos momentos con una herencia, proveniente del estado del bienestar, que nos permite estar debidamente formados desde el punto de vista informativo, donde abundan medios de comunicación de masas a través de diversos soportes (libros, periódicos, radios, Televisión e Internet). Ser asiduo de ellos y, sobre todo, contrastarlos es un buen ejercicio de gimnasia civica y democrática.
Continuemos con ese ejercicio de civismo, que como el ser demócrata –en mi concepción- resulta una tarea inacabada, pero eso ya es otro tema.

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