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Más Europa para más europeos

Más Europa para más europeos Escrito por Josep Borrell Fontelles, es Presidente del Parlamento Europeo
El Periodico - 03/01/05

En el año que hemos dejado atrás, la Unión Europea se ha ampliado a 10 nuevos estados, ha decidido abrir negociaciones con Turquía y ha aprobado un proyecto de Constitución. El divorcio transatlántico no se ha resuelto, el Pacto de Estabilidad sigue sin cumplirse ni reformarse y el euro ha seguido subiendo con respecto al dólar.
La ampliación al Este ha sido, en sí misma, un éxito histórico. El pasado 1 de mayo se acabó con el secuestro de la mitad de Europa perpetrado en Yalta y con la triste herencia de Hitler y Stalin. Nunca antes en la historia de nuestro continente tantos estados se habían asociado libremente para gestionar democráticamente sus intereses comunes.
Pero forzoso es reconocer que, con la ampliación, el proyecto de la Unión Europea ha cambiado su naturaleza. Probablemente mucho más de lo que nos dábamos cuenta. Ahora lo estamos percibiendo. Habrá que acostumbrarse a trabajar en una Europa más diversa y más heterogénea. En esta tarea, el Parlamento Europeo tiene un papel especial. Como única institución directamente elegida por los ciudadanos europeos, es el foro adecuado para que se expresen las inquietudes de estos nuevos países, que en ocasiones tienen tintes diferentes a las nuestras. La crisis de Ucrania, por ejemplo, no se ve igual desde Polonia que desde Lisboa.
Los portugueses, españoles y griegos entramos en la Comunidad Económica Europea guiados por el paradigma socialdemócrata centroeuropeo, que conjugaba crecimiento y protección social. Pero para los que ahora llegan el modelo social alemán no les sirve de modelo a seguir. Al contrario, todos quieren ser como Irlanda: mercados laborales desregulados, impuestos muy bajos y elevada inversión extranjera.
Enfrentada al riesgo de la competencia social y fiscal, el éxito real de la ampliación dependerá de que la Unión pueda mantener su política de solidaridad y cohesión. Para ello hará falta que sus recursos financieros estén a la altura de sus ambiciones, teniendo en cuenta que han aumentado mucho los desequilibrios entre los estados miembros.

Ésta es la cuestión que plantean las nuevas perspectivas financieras 2007-2013, que se van a comenzar a negociar en el 2005. Y, desde luego, no será reduciendo el presupuesto comunitario y haciendo más difícil el esfuerzo de solidaridad entre regiones más y menos desarrolladas como Europa se hará más visible a sus ciudadanos.
No es aceptable que cada vez haya más europeos a costa de que cada vez haya menos Europa. Que haya más ciudadanos en la UE exige aumentar los recursos que financian el proyecto europeo, so pena de que su dimensión sólo sirva para diluir su sentido. Desde esta perspectiva, es preocupante que los países que más favorables son a la adhesión de Turquía sean los más opuestos a aumentar el presupuesto de la UE. En esta materia, el papel del Parlamento Europeo será determinante, puesto que su acuerdo es imprescindible para aprobar los presupuestos del periodo 2007-2014. Una razón más para comprender la importancia de esta Cámara, que con la investidura de la comisión de Barroso ha alcanzado su mayoría de edad.
Al mismo tiempo que el euro sube frente el dólar, la productividad de la economía europea sigue disminuyendo con respecto a la de EEUU. Para remediarlo, el próximo año debería ser el de la revisión de la llamada Estrategia de Lisboa. A fecha de hoy, los objetivos que nos propusimos allí en el 2000 están lejos de alcanzarse y la responsabilidad recae esencialmente en los estados miembros.
Por poner un ejemplo, de las 40 directivas que guardan relación directa con estos objetivos, sólo siete se han transpuesto en todos los estados. Para hacerla más efectiva, convendría cambiarle de nombre, porque con el de Estrategia de Lisboa nadie sabe de lo que estamos hablando. Habría que bautizarla Estrategia para la competitividad, la cohesión social y la protección del medio ambiente, que es de lo que se trata. Sólo haciéndola comprensible podemos pretender hacer de ella un instrumento para mantener el modelo europeo, combinando la eficacia económica, la justicia social y un medio ambiente sostenible. Esos deberían ser los elementos característicos y diferenciales del proyecto político europeo.

PARA consolidar ese proyecto, el año 2005 nos traerá los primeros referendos de ratificación de la Constitución Europea. En España, el 20 de febrero. Ese proceso de ratificación, que se extenderá a lo largo de los dos próximos años en toda Europa, será una gran ocasión de hablar de más Europa a más europeos.
Las opciones son claras: una Europa políticamente integrada y más fuerte con la nueva Constitución o un continente que se vería frustrado ante el fracaso del intento más serio de unión política que nunca ha tenido.
Con la decisión sobre Turquía hemos dado un paso histórico, y el Parlamento europeo votó a favor de hacerlo. Empezamos un largo proceso que se prevé pueda durar 15 años o más. Las negociaciones con Turquía puede que no conduzcan finalmente a su adhesión, pero éste es el objetivo aunque la opinión en algunos países, Austria y Francia por ejemplo, sea hoy muy contraria. Turquía necesita aún grandes cambios antes de poder entrar en la Unión Europea.
Y todos deberemos realizar un intenso esfuerzo de explicación que evite los estereotipos, la caricaturización y los malentendidos históricos que nos separan. Pero antes de que la Unión englobe a más europeos, tendremos que superar muchos de los problemas que nos impiden tener más Europa. Éste es el gran reto del 2005. En definitiva, un 2005 lleno de desafíos para la Unión Europea.

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